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Walter Bender es el cofundador del programa mundial Una computadora por niño (UCPN) que se desarrolla con éxito en Caacupé, de la mano de Paraguay Educa, además es el fundador de Sugar Labs, la plataforma de aprendizaje instalada en el programa UCPN.
Bender solicitó volver a Paraguay para poner foco en la “sociedad de la creatividad”, nombre que precisamente recibió el evento que se desarrolló durante tres días a través de seminarios, talleres y ponencias sobre el pensamiento computacional que propone Bender al sostener que este es el que aportará a la resolución de problemas en el futuro.
Los cambios entre los que se benefician con el programa UCPN son notorios: “Son más creativos y no se limitan a aceptar las cosas como se muestran, se animan a cambiarlas. Se ve eso tanto en niños como en maestros”.
La filosofía de Sugar Labs es aprender a través de la acción. A mayor acción, mayor aprendizaje, añade Bender. “Las computadoras se convirtieron en las herramientas para que los niños hagan más cosas. La idea nunca fue enseñar solo computación sino lograr que hicieran más cosas con la computación”.
Sugar Labs, dice Bender, promueve el software libre, para modificarlo como se quiera: “La razón fundamental es para que todo se vuelva transparente, así cuando un maestro o un niño hacen algo interesante todos pueden ver lo que se hizo, y no solo el resultado sino el proceso”.
Ábaco para el mundo
Una de las experiencias favoritas que relata Bender de una de sus visitas a Caacupé fue cuando llegó entusiasmado con una aplicación que diseñó para enseñar a usar el ábaco.
“Cuando presenté mi genial aplicación a los maestros ninguno se asombró. Me dijeron que era muy lindo pero que ya estaban trabajando con números enteros, y lo que realmente querían saber es cómo usar un ábaco para las fracciones. Fue así que los maestros de Caacupé inventaron un ábaco nuevo para el mundo, que te permite sumar y restar fracciones. Ahora se conoce en el ábaco chino, japonés y el de Caacupé”, destacó.
Así, niños y maestros logran crear soluciones a las necesidades que se les presenta, lo cual es la base de este programa, dice Bender.
“Ellos están siendo creativos para resolver problemas, y eso es lo que se necesita en el presente y se necesitará en el futuro. Además están aprendiendo que su lugar en el mundo no es estar sencillamente pasivos y aceptar las cosas como son sino que pueden ser agentes de cambio. Lo que se aprende con la computación es que las cosas no son fijas y que se pueden cambiar, y que los chicos pueden aportar cambios y conocimientos a nivel global”, puntualizó.