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Después del verano, el desafío de mantenernos relativamente en forma no debe disiparse. “Es frecuente ver mujeres desesperadas por llegar al verano recurriendo a dietas extremas e iniciando una rutina de ejercicios que durarán lo que dure la temporada. El equilibrio debe estar presente todo el año no solo por cuidar la silueta, sino por salud. Las consecuencias a largo y mediano plazo se harán sentir, por Ej. altos niveles de triglicéridos y colesterol en sangre, presión alta, malestares generales”, subraya la Lic. Sosky. También dice que la forma ideal de mantenernos motivadas todo el año es pensar que lo que comemos se convierte en lo que somos. Un cuerpo delgado es energía, buen humor, cabello brilloso y uñas sanas, piel radiante, prevención del envejecimiento prematuro.
–¿El metabolismo cambia en todos a partir de la misma edad? ¿por qué las mujeres lo sufrimos más?
–A partir de los 35-40 el metabolismo de hombres y mujeres empieza a decrecer. El metabolismo es el proceso por el cual el cuerpo convierte todo lo que consumimos en energía, depende mucho de la genética, del estado físico y de la actividad física que se realice. A partir de los 35 años, el metabolismo se desacelera debido al declive hormonal que ocurre, principalmente a partir de los 50 años, en las mujeres por la menopausia. En este periodo se pierde aproximadamente un 2% de masa muscular por cada década. Esto significa que si la mujer no cuida su alimentación y no realiza actividad física, podrá tener un aumento de peso considerable con el correr del tiempo.
–Aunque después de los 50 ya no se ve saludable adelgazar abruptamente, muchas se obsesionan con llegar a su peso de hace 25 años.
–Para cada etapa de la vida existe un peso o estado físico acorde. Entre cada década puede existir un aumento de peso, se considera normal que sea de 2 a 5 kilos. El secreto es tratar de que con el tiempo se pierda la mínima cantidad de masa muscular, ya que la edad genera una pérdida considerable de la musculatura y mayor acumulamiento de grasa. Esto hace que la mujer con el paso de los años pueda verse más demacrada a pesar de estar en un peso saludable. Lo recomendable no es estar pendiente del peso, sino del nivel de masa muscular y de grasa. Esto se puede monitorear a través de tecnologías pertinentes y estrategias nutricionales.
–Durante el frío, ¿el cuerpo nos pide más?
–Cuánto comer no depende de la estación del año, es recomendable realizar un mínimo de 4 comidas al día para evitar pasar muchas horas sin comer y que esto favorezca a que se enlentezca el metabolismo y tener más apetito en la siguiente comida. Lo ideal es no pasar más de 3-4 horas sin comer, y comer alimentos saludables. Verduras y hortalizas son siempre una buena elección para mantener nuestras defensas altas y estar menos propensos a gripes y problemas respiratorios, incluir caldos de verduras, verduras cocinadas a vapor o hervidas, así como las frutas de estación. También podemos incluir carnes magras como pollo, carne vacuna –magra– y pescado, y reemplazarlas algunos días de la semana por legumbres como sopas, guisos o ensaladas de porotos, lentejas, garbanzos, reduciendo así el consumo de carne roja que caracteriza a la dieta típica del paraguayo. La variación de la frecuencia de comidas debe también adaptarse al estilo de vida de cada persona y a sus patrones de hambre.
–¿Qué nos alerta que estamos malnutridos?
–La apariencia refleja en mucho el grado de nutrición. Por. Ej. si existe sobrepeso podría existir malnutrición, más aún si está acompañado de otros problemas como diabetes, enfermedades vasculares, cáncer. Si la persona se ve muy delgada, podemos asumir que podría estar pasando por un periodo de poca ingesta o desnutrición (salvo que sea una persona de constitución delgada, que es aquella que puede gozar de buena salud aún estando con un peso inferior al normal). Otros signos son: una piel deshidratada, caída del cabello o cabello quebradizo y sin brillo, cansancio, dificultad de concentración, debilidad, uñas quebradizas, bajas defensas.
–¿Qué debemos dejar definitivamente de comer?
–Siempre hay que comer. Pero no comer emocionalmente, que significa omitir las señales reales de nuestro cuerpo cuando tiene hambre o no comer a pesar de tener hambre, también debemos evitar la realización de dietas restrictivas que terminen por desatar la compulsión por ser insostenibles en el tiempo, comer por aburrimiento, ansiedad o enojo, beber poca agua, tener un estilo de vida muy sedentario, abusar de la sal y los dulces.
–¿Cómo ayudarnos a cambiar la mentalidad, los hábitos?
–Cuántos más alimentos caseros consumamos, mejor, porque conocemos los ingredientes, está demostrado que las personas que comen mucho afuera, tienden a desarrollar más sobrepeso que las que consumen comidas elaboradas en la casa, pero a su vez hay cada vez más opciones de lugares que ofrecen comida sana. Comer sano no siempre es “aburrido”, hay infinidad de recetas que podemos adaptar en la casa que no requieren demasiado tiempo de preparación, el secreto está en adelantarse y tener los ingredientes listos para luego elaborar los alimentos de manera más rápida y sencilla.
–¿Cuándo es preciso buscar la ayuda de un nutricionista?
–Cuando la persona no se siente vital, decaída, desanimada, desganada, con problemas de peso y por supuesto cuando existen otras situaciones de salud (presión alta, colesterol elevado, ácido úrico, entre otros). Aunque no es recomendable esperar a encontrarse con valores alterados en la sangre para pedir ayuda, el desgano y algunos malestares en general pueden ser una llamada de atención. La calidad de vida, la medicina y nutrición preventiva es el camino a seguir para no enfermar.
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