Kamba’í Echeverría, un patrimonio vivo de la humanidad

Visitamos en su humilde residencia de Palma Loma, Luque, al guitarrista conocido artísticamente como “Kamba’i”. Efrén Cirilo Echeverría Sosa (83) recibió la distinción “Tesoro Viviente de la Humanidad” de la Unesco y no tiene para comprar sus medicamentos. Pidió al Parlamento que le aumente la pensión para poder vivir dignamente.

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“Kamba’i Echeverría”, un innovador de la técnica denominada “afinación transportado” porque al mismo tiempo puntea y rasguea, recibió la distinción “Tesoro viviente de la humanidad”, otorgada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en el 2007, por su gran aporte artístico.

Cuando Efrén tenía nueve años, un vecino, Eusebio Cantero, le enseñó los primeros acordes en la guitarra. Con él aprendió las auténticas piezas del repertorio folclórico de autores anónimos.

“Don Eusebio, mi vecino, tampoco tenía estudios, era autodidacta. Mucho anduve para comprar para mi guitarra propia”, recordó.

Resaltó que su estilo único de rasgueo y punteo simultáneo surgió de la necesidad de actuar solo, sobre todo en las serenatas, para acomodarse a los presupuestos de su pueblo natal y como producto de la admiración hacia los grandes concertistas de guitarra como Cayo Sila Godoy y Felipe Sosa.

Sobre la particular afinación de su guitarra para tocar sus temas, el artista afirmó que él afinaba en sol mayor, lo que significa que en las tres primeras cuerdas y en las bordonas afina en esta nota con el respectivo acorde.

“La afinación me la enseñó mi hermano Catalino Echeverría, porque él vio que un músico tocaba así en Puerto Casado, donde trabajaba produciendo tanino. Él se grabó el sonido y me explicó, y al practicar me gustó, por eso no olvidé nunca más”, manifestó.

Muy pronto Efrén se adueñó de las serenatas de su pueblo natal, siempre pulsando la guitarra y, a veces, hasta el violín o el acordeón a botones.

Su repertorio cubría todo cuanto el público de la zona sabía apreciar.

En la década del 70 entró a participar de los festivales musicales y la naciente televisión. En esos días comenzó a despertar interés en la capital por sus originales composiciones y por su manera especial de puntear y rasguear la guitarra simultáneamente.

Estilo peculiar

Él aprendió a dominar, imitando en sus composiciones de peculiar e ingenioso estilo el cacareo de la gallina: “Ryguasu kokore” y remedando la renquera del perro en su música: “Jagua’i karê”. Estas y otras composiciones le valieron gran popularidad por su talento costumbrista en las veladas y festivales recorriendo el país.

“Mis alumnos tienen muchos deseos de aprender y eso me alegra. Mi nieta también está empezando a seguir mi camino. Me siento muy bien enseñando, mi pierna (la perdió en el 2005) es el problema, pero mis dedos sin embargo andan muy bien. Con un by pass coronario en el 2004, Dios me dio esa posibilidad, la gracia de conservar mis dedos en buenas condiciones”, reflexionó.

Destacó que la práctica es lo más importante, para quienes quieran iniciarse con algún instrumento. “Mi gran deseo es que los jóvenes guitarristas de nuestro país sigan mi estilo. Las destacadas artistas Berta Rojas y María Luz Bobadilla lo intentaron, pero después abandonaron, porque les costaba mucho aprenderlo”, recordó el genio de la guitarra y resaltó que también enseñó al compatriota reconocido a nivel internacional, Juan Cancio Barreto.

Tesoro vivo

Efrén Echeverría nació el 4 de marzo de 1932, en Lima, departamento de San Pedro. Está casado hace casi 50 años. Es padre de cinco hijos (3 fuera del matrimonio). Su hija Cecilia vive con la pareja para cuidarles, con mucho amor, según precisó. Tiene seis nietos.

El compositor, maestro y arreglador fue declarado en el año 2007 como “Tesoro viviente de la humanidad. Tocó con el gran maestro de guitarra Cayo Sila Godoy. Viajó a Argentina, Brasil, Francia y España y por todo el territorio nacional. Nos recibió de muy buen ánimo, siempre acompañado de Magdalena, su esposa, más conocida como ña Rubia, por su cabello rubio y sus hermosos ojos azules.

Con varias distinciones, ahora no tiene para sus medicamentos. “Sigo enseñando a la tarde en casa. Pero la gente no quiere pagar. Además ya hay pocos festivales y las medicinas que tomo son muy caras. Tampoco tengo seguro del Instituto de Previsión Social (IPS)”, resaltó don Efrén.

Durante la visita pudimos ver las fotos de sus actuaciones por todo el territorio de la República.

Además los reconocimientos, y entre ellos resaltan el de “Tesoro viviente de la humanidad”, Maestro del arte y la cultura de Autores Paraguayos Asociados, Hijo dilecto de la Municipalidad de Asunción, etc. Parlamento Mujeres, Festival de Takuare’ê, entre otros.

Preocupación

“Deseo que mi marido tenga una vida tranquila sin necesidades hasta sus últimos momentos. Lamentablemente en el Paraguay no se vive del arte. Quienes deseen contratar a Kamba’i pueden llamar a los teléfonos 0981 60 10 28 y al 640.743”, resaltó ña Rubia y añadió que son innumerables las distinciones de papel, que cuelgan en la pared de la humilde residencia del ilustre artista, pero no le sirven a la hora de pagar los gastos de sus costosos medicamentos, sus consultas médicas y pagar la alimentación diaria.

“Solo los gastos de medicamentos le alcanzan cerca de G. 1.000.000. Además, como todo ciudadano debe pagar las altas y costosas facturas de los servicios de agua, luz, teléfono, además de los gastos de comida diaria. Para colmo la calle que pasa por enfrente de su casa es casi intransitable”, apuntó.

Kamba’i Echeverría necesita un homenaje no solo de papeles en vida. Por eso apela a la ayuda solidaria del público al que él tanto agradó con su genio artístico, pide que le visiten y le brinden su generosidad acercándole todo lo que puedan. En ese sentido agradece el apoyo de unos jóvenes que llegaron hasta su casa para hacerle una muralla y una rampa de acceso para evitar que cada vez que llueva entre en su casa hasta la mitad de la pared, el agua y pierda todos sus enseres domésticos y sus aparatos electrónicos.

Efrén hizo todo tipo de trabajos para mantener a su familia. Antes de ser profesor de guitarra, fue en su juventud alambrador, tropero, obrajero y changador.

Con una pensión graciable de G. 2.000.000 no le alcanza para vivir dignamente. “Solo los gastos de medicamentos suman G. 1.000.000. Además, debo pagar las facturas de agua, luz, teléfono y los gastos de comida”, apuntó.

Su esposa Magdalena padece de corta visión por lo que ya no puede atender a su marido. Por eso con lágrimas en los ojos afirmó durante la entrevista: “El dinero ya no vale, no alcanza para pagar los altos costos de vida. Todo está muy caro y ya no sé qué hacer. Es muy triste que mi esposo muera de mí porque no puedo comprarle su remedio. No tenemos otra opción de vida que los parlamentarios, o alguna persona tocada por el espíritu solidario o empresarios con responsabilidad social, con alta sensibilidad humana, mitiguen nuestra necesidades”.

Asombró

A modo de ejemplo, cabe recordar que el afamado concertista de guitarra inglés John Williams, cuando estuvo en Paraguay por primera vez en 1994, en el Centro Paraguayo-Japonés, no podía creer al verle y escuchar interpretar a “Efrén” la guitarra, pues quería saber cómo hacía para puntear y acompañarse al mismo tiempo.

eolmedo@abc.com.py

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