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Martín Alonso Quevedo es ingeniero en electrónica recibido en la Universidad Nacional de Asunción y José Antonio Marín Cabral es Informático por la Facultad Politécnica (UNA).
Desde hace unos dos años, ambos estaban trabajando en forma independiente en un proyecto cuyo objetivo era la búsqueda de soluciones al problema del caos vehicular en Asunción.
El primero utilizaba para ello sistemas electrónicos e informáticos combinados para desarrollar una red de semáforos inteligentes, y el segundo, quien trabajaba en lo mismo, estaba también investigando sobre las patentes existentes en el área de la tecnología en nuestro país.
“No había nada que se acerque a lo que queríamos y un día decidimos reunirnos para discutir sobre nuestros proyectos, hasta que concluimos en la necesidad de desarrollar juntos un nuevo sistema de semáforos y decidimos seguir el trabajo”, comenta Quevedo.
“Fusionamos ambos proyectos para un invento final, totalmente paraguayo, que registramos aquí. Cuando nos dimos cuenta de que en nuestro país tardaba muchísimo el proceso porque, cuando se trata de tecnología, deben enviar al Brasil, y como ese país forma parte de una red de patentes con Estados Unidos, decidimos ir a la fuente. Llenamos todos los requisitos y pasamos todas las pruebas y cuestiones de forma. Toda la documentación tuvo entrada positiva en la United States Patent and Trademark Office y está en etapa de estudio. La presentación fue hecha el 4 de junio pasado y el resultado final tarda unos seis meses”, refieren.
El invento
Ambos emprendedores desarrollaron el denominado “Semáforo Ecológico Multimedia Autónomo (SEMA)”. Consiste en un semáforo particular que cambia totalmente y de forma radical el concepto de los ordenadores de tráfico, tal como los conocemos.
Una de las principales innovaciones es que ya no existen los artefactos tradicionales con tres luces (roja, amarilla y verde) en las bocacalles con semáforos, sino se reemplazan por una pantalla electrónica, un panel visual en el que se puede dibujar e indicar todo lo relacionado con el tráfico. Utiliza íconos coloreados que reemplazan las luces para dar las señales de advertencia, stop y marcha.
Aunque cada panel es independiente, opera en conjunto, en red. El sistema implementa cámaras y sensores que detectan la cantidad de vehículos que esperan en una esquina así como cuál es la velocidad promedio: “El sistema mismo le dice al conductor cuál es la velocidad que debe tener para onda verde en determinado sector. En síntesis, se trata de semáforos inteligentes que saben qué hacer con determinadas condiciones de tráfico”.
Los paneles también incluyen información valiosa y necesaria para el conductor, como el tiempo de espera en rojo o verde, el tiempo restante para completar hasta destino.
El concepto ecológico
El concepto ecológico –destacan los investigadores– se basa en que la operación coordinada de estos semáforos, según las necesidades de tráfico, lleva a un gran ahorro en el uso de combustibles, pues evita las constantes maniobras de frenadas y aceleradas bruscas en medio de la fila por las esperas en las esquinas conflictivas.
“Si esto se hace realidad en Paraguay, nuestro país será el primer país en el mundo que va a tener un semáforo ecológico multimedia funcionando. Incluso, el color verde manzana que se eligió para la carcaza y toda la infraestructura del sistema responde al concepto ecológico”, precisaron.
Una de las dificultades que encuentran en el desarrollo del proyecto es la falta de datos oficiales relacionados con el desempeño actual del tráfico asunceno, pues las cifras corresponden a relevamientos desactualizados, superficiales, y no existe un control o un análisis profundo del comportamiento actual de nuestro tráfico. No obstante, el próximo paso es desarrollar un prototipo para experimentar su funcionamiento en el terreno.
Búsqueda de cerebros
En cuanto al desarrollo del software para el nuevo sistema semafórico, los proyectistas buscan involucrar a los mejores alumnos de la Universidad Nacional de Asunción: “A la par de la producción de los semáforos, tenemos un laboratorio en el que queremos invitar a los alumnos para que desarrollen sus ideas”.
Al respecto, comentan que existen muchas fugas de cerebros de nuestro país, muchos de ellos parientes, amigos, compañeros, que precisamente salen del país por la falta de oportunidades en el ámbito tecnológico.