Jesús nos enseña el perdón

Oración inicial

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Animador: Comenzamos nuestro encuentro en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Vamos todos a rezar al Espíritu Santo, para que El nos ilumine y nos guíe en este encuentro de hoy, diciendo: Todos: Ven, Espíritu Santo. Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía tu Espíritu y serán creados. Y renovarás la faz de la tierra. Oremos. ¡Oh Dios! Que iluminaste los corazones de los fieles con las luces del Espíritu Santo haznos por El conocer el bien y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Animador: Navidad en Familia nos reúne para estar juntos. Tanto necesitamos vivir unidos, tener confianza uno con el otro y juntos podemos vencer la inseguridad que hay en la sociedad. Nuestras familias deben ser el lugar privilegiado para encontrar alegría y paz. Nos preparamos para pedir a Jesús, Príncipe de la Paz, la ansiada tranquilidad y paz en nuestros hogares.

Animador: Pidamos al Divino Maestro que escuchemos atentamente las enseñanzas que tendremos en el encuentro de hoy.

Todos: Jesucristo, Maestro, ayúdanos a vivir tus enseñanzas.

Animador: Recemos a nuestro Padre celestial con las palabras que Jesús nos enseñó:
Todos: Padre nuestro...

Canto.

Lectura bíblica: 18, 21-35
Reflexión:
El amor misericordioso de Dios es tan grande que nos perdona cuando reconocemos nuestra culpa y le pedimos perdón. Sin embargo, lo único para lo cual Dios pone una condición es el perdón. No nos pide nada para darnos lo que le pedimos, para ayudarnos, para salvarnos. Solo para darnos el perdón nos pide que también nosotros perdonemos. Este perdón no es solo cuestión de un perdón condicional, de una o dos veces, sino para siempre. Cuando Pedro le preguntó si tenía que perdonar a su hermano hasta siete veces, Jesús le contestó que no solo hasta siete veces, sino hasta "setenta veces siete", es decir, siempre.

Como seres humanos fallamos muchas veces y así también nuestros hermanos fallan con nosotros. Jesús nos pide que perdonemos las ofensas de otros como El está siempre dispuesto a perdonarnos. Nos dio el ejemplo en el momento de la crucifixión. "Al llegar al lugar llamado de la Calavera, lo crucificaron allí, y con El a los malhechores... mientras tanto Jesús decía: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" (Lc.23,34).

Con frecuencia los que nos ofenden lo hacen porque no saben lo que están haciendo. En ese momento están enfurecidos, ofuscados, ciegos y piensan que haciéndonos algún daño, ofendiéndonos, están solucionando sus problemas, pero no es así.

El perdón es un acto de voluntad. Yo me propongo y decido perdonar a la persona que me ofendió. No quiere decir que perdono la mala acción, sino a la persona y pido a Dios por ella. Tenemos que aprender de Jesús a perdonar y entonces sí seremos perdonados. Como rezamos todos los días en el Padre nuestro: "Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden". Pidamos al Señor, en esta Navidad, la gracia de poder perdonar a todos los que nos han ofendido y estemos preparados para recibir el perdón de Dios por nuestros muchos pecados.

Vamos a compartir.

¿Qué comentarios podemos hacer de este evangelio?

¿Por qué nos cuesta perdonar?

¿Qué actitudes debemos desarrollar para ser instrumentos de perdón?

Vamos a rezar.

Jesús nos enseña el perdón. A cada invocación responderemos: "Señor, danos la gracias de perdonar y de pedir perdón".

-Para que reconozcamos con humildad nuestras culpas y pidamos perdón por ellas. Roguemos al Señor.

-Para que arrepentidos de nuestras muchas faltas cambiemos nuestras vidas y busquemos la reconciliación. Roguemos al Señor.

-Para que perdonemos siempre a los que nos hacen daño. Roguemos al Señor.

-Para que al rezar el Padre nuestro pidamos con fervor a Dios que perdone nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Roguemos al Señor.

Compromiso evangélico.

Es tan importante no precipitarnos en juzgar a los demás. Procuremos dar perdón y pedir perdón en nuestras relaciones humanas, hoy, démonos un signo de perdón.
Oración final
Animador: La vida y el quehacer de nuestra Iglesia nos comprometen a una permanente revisión y reflexión sobre nuestras acciones pastorales, a fin de responder a las distintas realidades que se presentan. Esto requiere de mucha oración, reflexión y, sobre todo, de participación de todos los miembros de la Iglesia. Vamos a rezar para que estemos abiertos a la acción del Espíritu Santo.

Todos: Señor, Dios nuestro, nos ponemos una vez más a la escucha de tu Palabra revelada en Jesucristo, que nos envía a cumplir la misión evangelizadora de la Iglesia.

Que el Espíritu Santo nos ayude a escuchar con mayor claridad tus enseñanzas para descubrir lo que quieres de tu Iglesia Católica en el Paraguay de hoy.

Fortifica en nosotros como miembro de tu Iglesia, el espíritu de comunión y participación para realizar fielmente nuestra misión evangelizadora en el mundo.

Confiamos en la mediación de María Santísima y de San Roque González de Santa Cruz, te decimos: ¡Habla Señor, que tu Iglesia escucha!

Amén.

Animador: Terminemos nuestro encuentro rezando a María, nuestra Madre: Dios te salve María...

Canto final.
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