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Animador: Nuestra reunión es para compartir la Palabra de Dios y nuestra amistad. Necesitamos recuperar el valor de la amistad y la alegría tanto en el hogar como en la comunidad y así ser signo de que somos todos hijos de un mismo Padre celestial. En el pesebre vemos también a María, madre de Jesús y madre nuestra, y pedimos a ella que nos acompañe en esta novena de Navidad en Familia.
Hace 25 años que Navidad en Familia acompaña a las familias en su preparación para la Navidad. Este año nuestros encuentros deben tener una mayor alegría y gratitud por estos 25 años. Recemos juntos la oración que Jesús nos enseñó: Padre Nuestro...
Lectura bíblica: Mc. 14, 12-25
Reflexión:
El gran amor que Jesús nos tiene hizo que inventara algo que a nadie se lo hubiera ocurrido. San Juan nos dice que Jesús: "Sabiendo que había llegado la hora de volver al Padre, habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo" (Jn. 13,1). En la última cena, estando con sus discípulos, Jesús celebró la primera misa, la eucaristía, la acción de gracias a Dios. Allí el mismo se ofrecía al Padre, como el cordero sin mancha, que quita el pecado del mundo.
Esta misa, que celebró Jesús en la última cena, fue de una manera "misteriosa", o sea, no se podía comprender en ese momento, porque
El iba a celebrar la misa sangrienta, donde daba su vida por todos, al día siguiente, en el calvario, muriendo en la cruz para salvar toda la humanidad. La eucaristía es la acción de gracias por excelencia. Es la oración más perfecta que el Padre no puede dejar de oír, porque es la oración de su Hijo amado, que se ofrece por la salvación del mundo entero. Por eso, en cada eucaristía agradecemos a Jesús su gran amor hacia todos nosotros y su gran entrega por todos los hombres de todas las épocas. En la misa, Jesús ofrece al Padre su cuerpo, su sangre, su alma, su divinidad para obtenernos el perdón de nuestros pecados. El mismo Jesús dijo: "Nadie tiene amor más grande que el que da su vida por sus amigos". Y El dio su vida por nosotros.
Cuando el sacerdote celebra la misa la hace en el nombre de Jesús y con esa celebración Cristo continúa salvando al mundo. De ahí viene la importancia de la celebración eucarística. Nuestro mundo de hoy necesita de salvación, necesita del perdón de los pecados cometidos diariamente. Con la celebración eucarística, Cristo está presente entre nosotros y nos desafía a renovarnos y vivir su mensaje de amor y paz. La eucaristía nos hace mensajeros de Jesús para trabajar por una sociedad más fraterna y justa.
Vamos a compartir
¿Qué significa la celebración de la última cena?
¿Qué conmemoramos en la última cena?
¿Por qué necesitamos celebrar la santa misa?
Vamos a rezar
Por los sacerdotes, ministros del altar, para que se asemejen siempre más al misterio que celebran para la alabanza de Dios y la edificación de su pueblo. Roguemos al Señor.
Por cuantos se glorían del nombre cristiano, para que en la eucaristía, signo y vínculo de unidad, recompongan la plena comunión de fe y de amor. Roguemos al Señor.
Por nosotros, que compartimos el pan de la vida eterna en la celebración eucarística, aprendamos también a compartir el pan terreno y a socorrer a los hermanos que viven en la necesidad o en el dolor. Roguemos al Señor.
Compromiso evangélico
Perdonar, si hay algún rencor o enemistad, entre los miembros de la familia.
Leer un texto evangélico en la familia.
Oración final
Animador: Terminamos nuestro encuentro del día y volvemos a nuestros hogares con el mensaje que hemos compartido esta noche. Agradecemos a Dios por cada uno de nosotros, agradecemos a El por reunirnos. Que Dios ilumine nuestra vida y nos ayude a fortalecer los lazos familiares. Llevamos a nuestras casas todo los que hemos dialogado y especialmente esa alegría y amistad que reinan entre nosotros. Nos preparamos para celebrar la Navidad y queremos que Jesús nos encuentre unidos y reconciliados en esa mesa familiar de la Nochebuena.
Animador: Recordemos en nuestra oración a los enfermos abandonados, a los tristes y a los que viven en soledad; recordamos también a los encarcelados, a los niños de la calle y a todos los que necesitan de Dios y están alejados de El. Dios es nuestro Padre y quiere que todos vivamos en paz y fraternidad. Gracias, Señor, por este encuentro y acudimos a nuestra Madre, diciendo... Dios te salve María...
Canto final: María de Nazareth.
Hace 25 años que Navidad en Familia acompaña a las familias en su preparación para la Navidad. Este año nuestros encuentros deben tener una mayor alegría y gratitud por estos 25 años. Recemos juntos la oración que Jesús nos enseñó: Padre Nuestro...
Lectura bíblica: Mc. 14, 12-25
Reflexión:
El gran amor que Jesús nos tiene hizo que inventara algo que a nadie se lo hubiera ocurrido. San Juan nos dice que Jesús: "Sabiendo que había llegado la hora de volver al Padre, habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo" (Jn. 13,1). En la última cena, estando con sus discípulos, Jesús celebró la primera misa, la eucaristía, la acción de gracias a Dios. Allí el mismo se ofrecía al Padre, como el cordero sin mancha, que quita el pecado del mundo.
Esta misa, que celebró Jesús en la última cena, fue de una manera "misteriosa", o sea, no se podía comprender en ese momento, porque
El iba a celebrar la misa sangrienta, donde daba su vida por todos, al día siguiente, en el calvario, muriendo en la cruz para salvar toda la humanidad. La eucaristía es la acción de gracias por excelencia. Es la oración más perfecta que el Padre no puede dejar de oír, porque es la oración de su Hijo amado, que se ofrece por la salvación del mundo entero. Por eso, en cada eucaristía agradecemos a Jesús su gran amor hacia todos nosotros y su gran entrega por todos los hombres de todas las épocas. En la misa, Jesús ofrece al Padre su cuerpo, su sangre, su alma, su divinidad para obtenernos el perdón de nuestros pecados. El mismo Jesús dijo: "Nadie tiene amor más grande que el que da su vida por sus amigos". Y El dio su vida por nosotros.
Cuando el sacerdote celebra la misa la hace en el nombre de Jesús y con esa celebración Cristo continúa salvando al mundo. De ahí viene la importancia de la celebración eucarística. Nuestro mundo de hoy necesita de salvación, necesita del perdón de los pecados cometidos diariamente. Con la celebración eucarística, Cristo está presente entre nosotros y nos desafía a renovarnos y vivir su mensaje de amor y paz. La eucaristía nos hace mensajeros de Jesús para trabajar por una sociedad más fraterna y justa.
Vamos a compartir
¿Qué significa la celebración de la última cena?
¿Qué conmemoramos en la última cena?
¿Por qué necesitamos celebrar la santa misa?
Vamos a rezar
Por los sacerdotes, ministros del altar, para que se asemejen siempre más al misterio que celebran para la alabanza de Dios y la edificación de su pueblo. Roguemos al Señor.
Por cuantos se glorían del nombre cristiano, para que en la eucaristía, signo y vínculo de unidad, recompongan la plena comunión de fe y de amor. Roguemos al Señor.
Por nosotros, que compartimos el pan de la vida eterna en la celebración eucarística, aprendamos también a compartir el pan terreno y a socorrer a los hermanos que viven en la necesidad o en el dolor. Roguemos al Señor.
Compromiso evangélico
Perdonar, si hay algún rencor o enemistad, entre los miembros de la familia.
Leer un texto evangélico en la familia.
Oración final
Animador: Terminamos nuestro encuentro del día y volvemos a nuestros hogares con el mensaje que hemos compartido esta noche. Agradecemos a Dios por cada uno de nosotros, agradecemos a El por reunirnos. Que Dios ilumine nuestra vida y nos ayude a fortalecer los lazos familiares. Llevamos a nuestras casas todo los que hemos dialogado y especialmente esa alegría y amistad que reinan entre nosotros. Nos preparamos para celebrar la Navidad y queremos que Jesús nos encuentre unidos y reconciliados en esa mesa familiar de la Nochebuena.
Animador: Recordemos en nuestra oración a los enfermos abandonados, a los tristes y a los que viven en soledad; recordamos también a los encarcelados, a los niños de la calle y a todos los que necesitan de Dios y están alejados de El. Dios es nuestro Padre y quiere que todos vivamos en paz y fraternidad. Gracias, Señor, por este encuentro y acudimos a nuestra Madre, diciendo... Dios te salve María...
Canto final: María de Nazareth.