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Es un deseo profundo de todas las personas ser atraídas por algo importante, ser cautivadas por una persona que trascienda las limitaciones y maldades humanas y lleve a una realidad hermosa y duradera. Y, es prácticamente imposible que un sencillo ser humano pueda ofrecer esto.
Por ello, el concilio Vaticano II sostiene: “En realidad, el misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado... Él manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación... Por Cristo y en Cristo se ilumina el enigma del dolor y de la muerte, que fuera del Evangelio nos envuelve en absoluta obscuridad”. (GS 22).
Este es uno de los motivos por el que Jesucristo encanta, pues Él señala lo que hay dentro del corazón humano, lo que este busca, lo que lo realiza y lo que lo frustra. En esta relación siempre tiene peso acentuado la libertad de las personas, que pueden optar por ir hacia Cristo o rechazarlo, por preferir a otros proyectos y otros ídolos.
Cuando Él afirma que será “levantado” y por eso va a atraer a todos es necesario entender de dos maneras. La primera es ser “levantado” en la cruz, que expresa la fidelidad de Dios Padre para salvar al género humano y expresa también Su entrega voluntaria y generosa para esta salvación. De por sí, esto ya es asombroso y tremendamente cautivante.
La otra es “ser levantado” en su Ascensión al cielo, una vez terminada su misión en la Tierra. Ya que Él asumió nuestra naturaleza, al subir al cielo, de cierta manera, lleva también la naturaleza humana a la gloria. Y con esto el ser humano se siente redimido, recompensado y se llena de esperanza, a pesar de todos los problemas que tenemos que enfrentar en el día a día.
Sin embargo, una cuestión crucial es el ser humano dejarse atraer por Cristo en el siglo XXI, buscar un encuentro transformador con Él y saber que sus orientaciones nos traen seguridad y felicidad. Este encuentro nos libera y hace brotar valores auténticos, que inducen a una vida más noble. Pero Cristo tiene ciertas normas y nos advierte: Ani repoi kuártagui.
En esta Cuaresma lea más la Biblia, haga un poco más de ayuno y no falte a la Misa dominical, pues estas prácticas nos acercan al Señor.
Paz y bien
hnojoemar@gmail.com