Inventor paraguayo patentó una maquinita de afeitar

Basándose en el mismo principio de la guillotina que se usaba para decapitar, el inventor paraguayo Jorge Bernardes creó una maquinita de afeitar desechable que ya patentó en Argentina y Brasil, y que espera que se pueda producir de manera industrial "porque dura muchísimo más que una maquinita común, ya que no pierde el filo".

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Bernardes, quien se hizo conocido por sus patentes de impresiones de seguridad en papeles, se entusiasma cuando habla de su invento: la afeitadora con hoja angular unida al mango (como figura en la patente que logró en Argentina) o el aparelho de barbear (como se le llamó en Brasil). Crearla, desarrollar la idea y lograr las patentes le tomó más de 10 años.
Por fuera, la maquinita de afeitar tiene una apariencia similar a las otras. La diferencia no es externa, está en la manera en que está colocada la hoja de metal. En lugar de tener la hoja en forma horizontal, el invento de Bernardes la tiene en forma diagonal.
"Las guillotinas de cortar cabezas, las guillotinas industriales y las cizallas utilizan este mismo principio, que hablando técnicamente es el del desplazamiento del filo. El principio del cizallamiento se usa en muchos elementos cortantes, como los cuchillos, la tijera, la hoz, la guadaña, la máquina para cortar queso y jamón y el cortapuros. Pero en la maquinita de afeitar no se le ocurrió a nadie", explica Bernardes.
Y añade que el filo se mantiene porque se desliza: cada vez que se usa la hoja es como si se usara una nueva. "La hoja no lastima el cutis para le gente que tiene barba dura, el desplazar es suave y corta como manteca el pelo. La hoja tradicional, al mirarla con microscopio después del primer corte parece la cordillera de los Andes. La otra, con inclinación, permite que rebane, por desplazamiento del filo. No hay peligro de que se lastime el cutis, mientras no se manipule mal", indicó.

Para llegar a esta conclusión Bernardes tuvo que estudiar mucho y, aunque es bioquímico de profesión, tuvo que reaprender física. Sus experimentos los realizó con cerdas de caballo.
Después de crear la maquinita tuvo que patentarla. No quiso hacerlo en Paraguay, porque asegura que "es un drama". Pero sí lo hizo en otros países del Mercosur, a la espera de poder explotar la idea. Ahora trabaja en otras patentes mejoradas.
"Quiero encontrar algún interesado, mejor si es un empresario paraguayo que quiera comercializar la idea. Falta que se le ponga una marca, hacer un buen márketing y empezar a producir. Puede ser en empresas asiáticas que tienen la infraestructura, ya que no tiene sentido instalar aquí todo lo que requiere", indicó.
Bernardes, ¿Ud. con qué se afeita? le preguntamos para terminar la entrevista. El inventor aseguró que él compra una maquinita normal, le modifica el ángulo de la hoja de afeitar y la usa ¡durante seis meses!
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