Internos de Tacumbú se capacitan en oficios, para reinsertarse laboralmente

En el penal de varones de Tacumbú un grupo de 42 presos se capacita en albañilería, con fascículos publicados por ABC Color. La idea es que al cumplir sus condenas puedan reinsertarse social y laboralmente. Conversamos con los beneficiarios del proyecto que lleva a cabo la iglesia menonita Libertad. Piden que haya más empresas que apoyen la capacitación en otros oficios.

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Los fascículos de educación a distancia en construcción y electricidad, publicados por el Centro Educativo Audiovisual Tercer Milenio y el diario ABC Color, están ayudando a cambiar la vida de varios internos.

Miguel Ángel Ochipinti (54) hace el curso de albañilería. Está condenado a 9 años y 6 meses, por abuso sexual. Le faltan dos años para salir en libertad condicional. “Las personas nos marginan cuando salimos de la cárcel. Hacen falta mayores oportunidades de capacitación y trabajo para cuando salgamos afuera. Mi profesión es maquinista de barco y mecánico profesional. Cometí un error en la vida y quiero salir adelante. Los oficios nos educan la parte humana, además recibo ayuda espiritual de la Iglesia Libertad, de los menonitas. Es fundamental capacitarse en la cárcel para que al salir no se vuelva a delinquir”, manifestó Miguel.

Juan Esteban Patiño Fernández (50) ya cumplió 6 de los 10 años a los que fue condenado por coacción sexual. “Me interesa mucho el curso de albañilería que estamos haciendo con otros compañeros en el penal, gracias al apoyo de ABC Color. Soy hojalatero y herrero. Me instruyo en oficios para tener mejores oportunidades al salir de la cárcel. Se debería diversificar más la enseñanza de los oficios”, dijo, y agregó que tiene 28 años de casado, 6 hijos y 8 nietos. “Me propuse superarme en la vida estudiando y capacitándome. Pido que los dueños de las empresas privadas colaboren con nosotros, para capacitarnos. Hay mucha gente inteligente que quiere reinsertarse social y laboralmente al salir de la cárcel”, resaltó.

Hugo José Delgado Galeano (29) está en la cárcel desde hace un año por supuesto tráfico de droga. Aunque estudió veterinaria, no terminó la carrera. “Estoy en el Programa de Reinserción Social desde hace 6 meses. Aprovecho al máximo los cursos de capacitación, además aprendo la palabra de Dios.

Soy constructor. Aprendí el oficio con mi tío desde los 14 años. Ahora voy a perfeccionar mi técnica obteniendo un título. Agradezco a las empresas que están haciendo posible que nos capacitemos”, apuntó.

“Necesitamos más apoyo de empresarios de buen corazón para llevar una vida digna y no reincidir cuando estemos fuera de la cárcel. Quiero seguir estudiando electricidad y plomería”, manifestó.

Los instructores

Mauricio Maya, mexicano e ingeniero civil, se desempeña como instructor del curso de albañilería que se está dictando en el Pabellón Libertad. Hace 3 años 6 meses está en la cárcel por tráfico de droga. Afirma que se siente útil en ese lugar como profesor de los 42 alumnos del curso de albañilería. Dijo que la capacitación es una buena oportunidad de tener un oficio para cuando salgan. “El Pabellón Libertad es un oasis de paz, fuera de él es muy triste la vida. En nuestro pabellón tenemos equipo de fútbol, gimnasio, se recibe visita de los familiares. Así invita a un cambio de vida y a ser persona de bien”, manifestó.

El otro instructor es Ulises Peñaloza, colombiano, quien hace un año y tres meses está procesado por tráfico de drogas. Es ingeniero civil y ambiental. “Sería bueno diversificar la enseñanza de oficios, solo así al salir no se vuelve a delinquir”, dijo.

Las clases son teóricas y prácticas. Los alumnos del penal hacen una construcción para una carpintería en el predio del Pabellón Libertad, para realizar la práctica del oficio. Y están muy motivados.

Reintegración social

“Buscamos la dignificación de la persona humana. Tenemos el convencimiento de que implementando un programa de ayuda espiritual, práctica de deportes y capacitación en oficios, la violencia y la agresividad de los internos disminuyen casi por completo”, afirma Ignacio Chamorro, director de la Capellanía Evangélica, impulsora del programa de Reintegración Social, en Tacumbú.

El programa cuenta con cuatro pabellones con un total de 536 reclusos, de los cuales 194 ya tienen condena y buscan cambiar sus vidas. Allí se capacita a los internos en varias áreas. Actualmente, se desarrolla el curso de albañilería, por tres meses, dirigido a los internos interesados, basado en los fascículos publicados por nuestro diario.

Según Chamorro en los pabellones dirigidos por la capellanía hay un ambiente propicio para el cambio de vida de los internos, porque disponen de un lugar adecuado donde hay disciplina, orden, respeto y limpieza. El énfasis está puesto en la parte espiritual.

“Buscamos que los reclusos valoren la vida con principios y valores que les dignifiquen a ellos y a sus familias, y puedan tener la preparación de vida para enfrentar con responsabilidad y alegría los desafíos de la sociedad, para no volver a reincidir nunca más en los vicios y mucho menos en los delitos, que hacen tanto daño a nuestro país”, indicó el director de la capellanía.

El ejemplo más destacado que nos comentó Chamorro es que solo dos funcionarios del penal atienden a los 536 internos del Pabellón Libertad.

Resaltó el apoyo y la buena predisposición del director actual del penal, doctor Artemio Vera, quien a pesar de los múltiples problemas del sistema penal apoya incondicionalmente el emprendimiento de capacitación que llevan adelante.

Añadió que en 1984 se iniciaron las primeras visitas, charlas y evangelizaciones en Tacumbú. Más tarde, en el 2000, se comenzó a trabajar con el primer pabellón con aproximadamente 120 internos. Año a año el número fue creciendo.

El único requisito para formar parte del Pabellón Libertad es que el interno tenga el deseo de cambiar de vida. Eso implica dejar las adicciones, la delincuencia y los malos hábitos, y tener disposición de aprender principios y valores que dignifiquen su propia vida y la de los demás.

Gustavo Gómez es trabajador social en el programa. Está convencido de que hay muchas personas en condiciones de salir en libertad con ganas de rehacer sus vidas, trabajando honestamente, y para ello necesitan una oportunidad. Considera que se trata de personas inteligentes, que pueden asimilar las buenas enseñanzas y necesitan apoyo integral.

“Emprendimientos como el que estamos llevando a cabo hacen posible que una vez recuperada su libertad, la persona tenga una posibilidad de trabajo y en gran manera disminuya la reincidencia en las penitenciarías”, resaltó finalmente Gómez, quien invitó a más empresarios a colaborar para llevar adelante otros cursos similares dentro de la penitenciaría, porque hace mucha falta para la dignificación de la persona.

eolmedo@abc.com.py /
Foto: Juan Ramón Ávila

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