Cargando...
Tan joven como creativa, Rocío Caballero ya registró su marca Erecé, una palabra que deletrea sus iniciales y en guaraní significa “lo querés decir”. La diseñadora de joyas llegó a la entrevista portando un hermoso collar de perlas de agua dulce con el detalle de un moñito en filigrana, además de unos aros simulando una diminuta flor. Ella define su línea como conservacionista-vanguardista.
Bien lejos del prejuicio de que la filigrana está pasada de moda, su pasión trae aire fresco al mercado de joyas paraguayas, además de ser una inspiración para los jóvenes que desean emprender un oficio y un proyecto independiente. Rocío, quien tiene tres hermanos y sus padres son médicos, cuenta que desde niña la atrajo el mundo de la belleza femenina. También es maquilladora. “Lo mío es algo innato, porque mi mamá tiene un estilo sencillo, no se maquilla y solía usar siempre el mismo par de aritos”.
La joven estudió durante ocho meses en el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA), de Luque. “Es una escuela excelente y gratuita, tiene máquinas donadas por Italia. Yo entré sin saber nada, aprendí todo con ellos”. Por supuesto, Rocío pertenece con orgullo a la Asociación de Joyeros de Luque y tiene carnet de artesana. Además ha estado en Brasil aprendiendo sobre el engarce de piedras preciosas, manejo de la plata y uso de materiales naturales, desembocando en una fusión de varios elementos en un mismo diseño.
-¿Por qué elegiste la técnica filigrana?
-Me gusta porque es parte de la identidad paraguaya. Muchos creen que la filigrana está pasada de moda, pero eso es un prejuicio. Cuando iba a empezar a estudiar joyería mis amigas me dijeron: “¿Por qué filigrana? ¿Qué vas a hacer con eso?”. Sin contarles nada, hice mi primera joya y posteé la foto diciendo que la había comprado. ¡Y a todo el mundo le encantó!
-Literalmente, la rejuveneciste.
-Mi visión y misión es darle a este arte milenario un toque vanguardista. Hago collares, pulseras, aros y anillos; aunque no me dedico al campo masculino, también ataja corbatas y lapiceras sobre pedido. En joyas femeninas tengo para las que usan piezas simples y para las que les gusta impactar.
-¿Cuánto influye consultar Internet en tus diseños?
-Poco. Lo que más hago es reproducir lo que veo en la naturaleza.
-¿Cuál es el fuerte de la filigrana paraguaya?
-Filigrana se hace en muchos otros países y es antiquísima, nació en el Antiguo Egipto. La peculiaridad de la nuestra es que el hilo de plata es muy fino, por lo tanto el trabajo requiere de mucha paciencia, vista, pulso. El gran valor de la filigrana paraguaya es que sigue haciéndose totalmente a mano.
-Sin embargo, seguimos sin aprender a darle el valor que se merece.
-Cuando hice el curso en el IPA, solo eramos dos jóvenes, el resto todos mayores. Ahí pude escuchar los testimonios de familias enteras de artesanos; ellos contaban cómo siempre mantuvieron a sus hijos con su trabajo. Entonces, si no se apoya la artesanía nacional, flexibilizando créditos, promocionando, comprando artesanía paraguaya, se perjudica la economía de sustento de miles de familias.
-¿Cómo vendés?
-Tengo un exhibidor en el salón del Yacht y Golf Club Paraguayo. Como soy socia, vi ahí un espacio posible. Llevé mi catálogo y hablé con el gerente; le gustó mucho la propuesta porque en el hotel no tenían nada parecido. Los extranjeros son los que más compran mis joyas. También estoy viendo la posibilidad de abrir un local propio.
-¿Cuál es tu objetivo a futuro?
-Mi sueño es exportar, sin menospreciar el mercado interno. Por el momento, trabajo con un artesano en mi taller, ganancias no sobran, pero puedo desarrollar mi producto.
- Tu trabajo es admirable y una grata sorpresa.
-Gracias. Me considero una joven emprendedora algo romántica, muy sensible, mi ejemplo de trabajo, perseverancia y honestidad es el de mis padres. Trabajo en mi casa, tengo un ayudante. Voy tranquila. Me gusta arrancar el día con buenas frases, una de ellas es de Diderot: “Solo las grandes pasiones pueden elevar el alma a las grandes cosas”.
lperalta@abc.com.py