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La Pastoral de la Vida Arquidiocesana reiteró ayer en una conferencia de prensa en el Seminario Metropolitano la oposición de la Iglesia al uso de la llamada píldora del día después, al aborto y al “matrimonio” de personas del mismo sexo.
La doctora Néstar de Stark explicó que hay una intensa campaña que pretende implantar la distribución libre de la píldora del día después, que la Iglesia considera abortiva, y que puede ocasionar daños, advirtió, a la salud de la mujer.
Según la profesional, este fármaco es veinte veces más potente que las píldoras anticonceptivas comunes.
Ante una consulta, Stark indicó que la Iglesia Católica rechaza la utilización de esta píldora aun en el caso de que la mujer haya sido víctima de una violación, porque, según dijo, “al ser abortiva genera un doble trauma en la mujer: primero porque se mata a un embrión, que ya es un ser vivo, y al mismo tiempo la mujer queda con la secuelas del aborto”.
En estos mismos términos se expresó Liliana de Acosta, una de las responsables de la Pastoral Familiar.
El sacerdote Silvio Suárez resaltó, por su parte, que para la Iglesia este fármaco es abortivo y puede dañar la salud de la mujer.
La píldora del día después es un método anticonceptivo de urgencia que solo debe tomarse después de haber mantenido una relación sexual en la que no se haya utilizado un método anticonceptivo. Su objetivo es prevenir un embarazo.
En Paraguay, la píldora se comercializa en farmacias.
Matrimonio igualitario
Sobre la intención de legalizar el “matrimonio” de personas del mismo sexo, una tendencia que va ganando terreno en la región y en el mundo, Suárez indicó que la Iglesia también se opone a esto, porque tradicionalmente el matrimonio es de personas de distinto sexo y esta es la unión que se santifica.