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Por qué fue elegida esa fecha?, muchos se preguntarán.En efecto, un día como hoy, 22 de octubre, pero de aquel hoy ya lejano 1978, iniciaba oficialmente su pontificado un hombre fuerte, de 58 años, con rasgos eslavos y arrasadora presencia. Una semana antes, el 16 de octubre, había asomado al mundo, el que sería luego este gran protagonista de la historia.
Cuando anunciaban su nombre algunos medios lo confundían con un africano, pero no, era el mismo cardenal polaco que una vez había bromeado cuando le requirieron los documentos al pasar la frontera, esquiando, desde su país natal Polonia, hasta la hoy extinguida Unión Soviética, diciendo con una sonrisa que el 50 por ciento de los cardenales polacos practicaba esquí. Es decir, el otro 50 por ciento era el cardenal primado Stefanan Wysynsky, quien le daría el inolvidable abrazo a quien hasta entonces era su hijo espiritual y luego el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, al que había profetizado que conduciría a la Iglesia y al mundo a cruzar los umbrales del tercer milenio, faltando 22 años para el 2000.
Desde aquel recordado llamado a no tener miedo, a abrir de par en par las puertas a Cristo, las de la economía, las del mundo de la cultura, las de la política, en fin, la cada corazón, han transcurrido hoy ya unos 33 años y este clamor es entendido por aquellos que han sufrido el impedimento de expresar libremente la fe, ya sea por parte de los sistemas políticos e ideológicos vigentes en aquel entonces, o por el mero hecho de vivir en un mundo secularizado, que ahogaba toda posible manifestación religiosa.
La "Generación de Juan Pablo Segundo" así llamada recientemente por el filósofo compatriota Mario Ramos Reyes ha tenido la bendición de vivir junto a las vicisitudes del cambio de siglo y del milenio la presencia de un hombre que primeramente acompañó al mundo con todo la fortaleza de su vigor físico y espiritual y luego hizo lo propio desde el debilitamiento creciente y el dolor de la enfermedad, mostrando ante las cámaras de televisión que "el sufrimiento también existe". Mostrar a un Papa herido por el dolor afectaba el "establishment" de la industria del espectáculo. Pero al Papa poco parecía importarle.
A la pregunta que muchos niños y jóvenes formularán en el futuro sobre quien fue Juan Pablo Segundo nos corresponderá responder como testigos de la historia, desde la caída del muro de Berlín hasta su presencia en Paraguay y la posterior caída de la dictadura stronista. Desde el súper Papa de los años 80 hasta el anciano afectado en la movilidad y hasta en el hablar. Un Papa que fue protagonista y generador de la historia que acompañó el devenir de la misma hasta el final, muriendo con las botas puestas, amando a Cristo y al mundo hasta dar la vida por Él y por todos aquellos hombres a él encomendados, a un joven actor de teatro a quien los designios de Dios le tenían reservado algo más.
"Tu, mi juventud, has llenado de tu ritmo...
y la apasionaste con tu cáliz, tan divino...
tu semilla con fervor bendeciré...
Yo soy la tierra de tus campos...
Yo soy la roca que tú tallas...", dice una bella poesía del joven de 19 años después convertido en Papa.
De las canteras donde Juan Pablo Segundo picó piedras surgiría la belleza de esta poesía donde él mismo, aun no teniendo todavía la vocación sacerdotal llegaba a decir "Yo soy la roca que tú tallas". Y fue así, él sería esa roca de Pedro que debía sostener al mundo.
Oración oficial
"Oh Dios, rico en misericordia, que has llamado al beato Juan Pablo Segundo, Papa, a guiar a toda tu Iglesia, concédenos a nosotros, fortalecidos por su enseñanza, abrir con confianza nuestros corazones a la gracia salvífica de Cristo, único Redentor del Hombre".
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Beato Juan Pablo Segundo, ruega por nosotros".
Oración oficial de la Iglesia que se puede meditar para recordar al amado pontífice.
Cuando anunciaban su nombre algunos medios lo confundían con un africano, pero no, era el mismo cardenal polaco que una vez había bromeado cuando le requirieron los documentos al pasar la frontera, esquiando, desde su país natal Polonia, hasta la hoy extinguida Unión Soviética, diciendo con una sonrisa que el 50 por ciento de los cardenales polacos practicaba esquí. Es decir, el otro 50 por ciento era el cardenal primado Stefanan Wysynsky, quien le daría el inolvidable abrazo a quien hasta entonces era su hijo espiritual y luego el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, al que había profetizado que conduciría a la Iglesia y al mundo a cruzar los umbrales del tercer milenio, faltando 22 años para el 2000.
Desde aquel recordado llamado a no tener miedo, a abrir de par en par las puertas a Cristo, las de la economía, las del mundo de la cultura, las de la política, en fin, la cada corazón, han transcurrido hoy ya unos 33 años y este clamor es entendido por aquellos que han sufrido el impedimento de expresar libremente la fe, ya sea por parte de los sistemas políticos e ideológicos vigentes en aquel entonces, o por el mero hecho de vivir en un mundo secularizado, que ahogaba toda posible manifestación religiosa.
La "Generación de Juan Pablo Segundo" así llamada recientemente por el filósofo compatriota Mario Ramos Reyes ha tenido la bendición de vivir junto a las vicisitudes del cambio de siglo y del milenio la presencia de un hombre que primeramente acompañó al mundo con todo la fortaleza de su vigor físico y espiritual y luego hizo lo propio desde el debilitamiento creciente y el dolor de la enfermedad, mostrando ante las cámaras de televisión que "el sufrimiento también existe". Mostrar a un Papa herido por el dolor afectaba el "establishment" de la industria del espectáculo. Pero al Papa poco parecía importarle.
A la pregunta que muchos niños y jóvenes formularán en el futuro sobre quien fue Juan Pablo Segundo nos corresponderá responder como testigos de la historia, desde la caída del muro de Berlín hasta su presencia en Paraguay y la posterior caída de la dictadura stronista. Desde el súper Papa de los años 80 hasta el anciano afectado en la movilidad y hasta en el hablar. Un Papa que fue protagonista y generador de la historia que acompañó el devenir de la misma hasta el final, muriendo con las botas puestas, amando a Cristo y al mundo hasta dar la vida por Él y por todos aquellos hombres a él encomendados, a un joven actor de teatro a quien los designios de Dios le tenían reservado algo más.
"Tu, mi juventud, has llenado de tu ritmo...
y la apasionaste con tu cáliz, tan divino...
tu semilla con fervor bendeciré...
Yo soy la tierra de tus campos...
Yo soy la roca que tú tallas...", dice una bella poesía del joven de 19 años después convertido en Papa.
De las canteras donde Juan Pablo Segundo picó piedras surgiría la belleza de esta poesía donde él mismo, aun no teniendo todavía la vocación sacerdotal llegaba a decir "Yo soy la roca que tú tallas". Y fue así, él sería esa roca de Pedro que debía sostener al mundo.
Oración oficial
"Oh Dios, rico en misericordia, que has llamado al beato Juan Pablo Segundo, Papa, a guiar a toda tu Iglesia, concédenos a nosotros, fortalecidos por su enseñanza, abrir con confianza nuestros corazones a la gracia salvífica de Cristo, único Redentor del Hombre".
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Beato Juan Pablo Segundo, ruega por nosotros".
Oración oficial de la Iglesia que se puede meditar para recordar al amado pontífice.