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“En Paraguay desde las organizaciones campesinas se ha comenzado a plantear temas que no son ajenos a la lucha por la tierra, porque las personas no somos neutras, tenemos sexualidad, amamos, expresamos o combinamos nuestras feminidades y masculinidades como las sentimos”, explica Magui Balbuena.
Por otro lado, la lucha por los derechos LGTBI no se limita al reconocimiento de derechos sino a entender la profunda implicancia que tiene la discriminación en el alcance de los derechos económicos, sociales y culturales como el derecho a la tierra. Las organizaciones Conamuri y Aireana afirman que el desafío es sacar a la luz un debate que existe en las organizaciones desde hace tiempo, plantear la necesidad de enfocar las luchas de la manera más amplia posible.