Hay que dormir y alimentarse bien

Siempre un cambio de rutina genera estrés en los niños, adolescentes y los padres. Por eso es importante prepararse previamente para que no haya sorpresas al inicio de las clases. La sicóloga clínica y educacional Joanna Marcela Muñoz Mancilla aconseja dormir y alimentarse bien para mejorar el rendimiento escolar.

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¿Cómo prepararles a los niños y jóvenes para volver motivados a la escuela o el colegio? La Lic. Muñoz responde:

- Es importante prepararlos para los cambios de horarios de sueño. El tiempo que necesita dormir un niño de pocos años es de 10 horas, aproximadamente; mientras que un adolescente en 8 horas ya repone sus energías para poder iniciar bien sus actividades.

- Respecto a la alimentación, la profesional recomienda adecuar los horarios y completar las comidas que incluyen: desayuno, almuerzo, merienda y cena.

Dice que es importante que sea nutritiva y completa, que incluya frutas, verduras, mucha agua, jugos, y evitar las galletitas, golosinas y frituras, que a ellos les encanta pero les hace mal a la salud.

- Los padres deben programar por lo menos la reunión familiar en una de esas comidas para promover el diálogo y planificar y resolver los distintos problemas que puedan surgir entre los diferentes miembros.

- La motivación es fundamental para lograr concretar un buen año lectivo desde el punto de vista académico. Los padres tienen que incentivar al niño o al joven que al colegio o la escuela se va a encontrar con situaciones que le van a permitir distraerse, encontrar amigos, desarrollarse socialmente, y recibirá aprendizajes para la vida, etc.

- La vuelta a clases exige readaptarse de días de relax y sin cumplimiento de horarios a días de obligaciones y responsabilidades, por lo que hay que guiar a los hijos a que ese cambio se dé en forma natural. Por ejemplo, preguntándole sobre sus nuevas materias, nuevos compañeros, horarios y mostrándonos interesados en general sobre lo que acontece en el ámbito académico.

- Es importante que días antes de regresar preparar los útiles, el uniforme, y motivarles sobre la importancia del estudio, que va a ser un buen año, establecer metas y rutinas de estudio que incluya un horario de al menos una hora diaria de modo que el niño establezca el hábito de repasar diariamente sus lecciones de las materias desarrolladas y no acumular todo el contenido para los exámenes. Porque hay que recordar que las evaluaciones actuales son de proceso, es decir, se suman todos los puntajes adquiridos en las diversas actividades realizadas en clase y en la casa.

La profesional destacó que del repaso y elaboración diaria de las tareas encomendadas dependerá el éxito escolar para una promoción excelente.

Indicó que para ello hay que proporcionarles a los hijos un lugar apropiado, con ventilación apropiada, sin distractores (celulares, televisión) y un mueble cómodo donde pueda ubicar todos los materiales necesarios para realizar sus tareas o estudiar.

“Es importante la supervisión de los padres para la elaboración de las tareas. Sin embargo, hay que promover la independencia sobre todo en los adolescentes. Por ejemplo, mirando la tarea a realizar y corroborando los resultados al finalizarla. Un niño más pequeño que se inicia en la lectoescritura necesita el acompañamiento de un adulto, durante esa hora de estudio”, significó la sicóloga educacional.

Resaltó la importancia de brindarles a los hijos actividades recreativas, explorando los intereses de los mismos. Porque en la era tecnológica actual los chicos pasan muchas horas frente a la televisión, el play, la computadora y el celular.

“Hay que inscribirles en clases de artes marciales, danza, fútbol, pintura, inglés, piano, música, deportes, porque les ayuda a desarrollar otras habilidades y así se evita el abuso en el uso de las tecnologías”, alega.

Lamentó que haya toda una generación de niños obesos por falta de actividad física. Antes los niños jugaban en la calle, en la canchita, andaban en bicicleta. Ahora, por los peligros de la calle, están encerrados y no socializan, y con ello se acentúa la inhibición social, que puede generar depresión, sentimiento de inadaptación, angustia y trastornos del sueño.

“Los niños están llenos de energía y los adolescentes que están con cambios hormonales, también. Por eso es importante proporcionarles el espacio para que ellos puedan encauzar en actividades al aire libre que más les agrada”, concluyó.

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