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CAACUPÉ, Dpto. de Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). Miles de personas asistieron a la celebración de la misa de Domingo de Ramos en el Santuario Nacional Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé, que se inició a las 6:45, con la procesión de la imagen del Señor de las Palmas en medio de la multitud.
El nuncio apostólico, Mons. Eliseo Ariotti, en su homilía señaló que “la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén pide a cada uno de nosotros coherencia y perseverancia”. Agregó que nos pide ahondar en nuestra fidelidad para que nuestros propósitos no sean luces que brillan momentáneamente y pronto se apagan. En el fondo de nuestros corazones hay profundos contrastes: somos capaces de lo mejor y de lo peor”, dijo.
“Qué elocuentes son estas lágrimas de Cristo sobre la ciudad santa y sobre nosotros! ¡Sobre tantas ciudades y pueblos! ¡Sobre su Iglesia y nuestra sociedad! ¡No quedará piedra sobre piedra sin la fe y la conversión!”, expresó el representante del papa Benedicto XVI en Paraguay.
“Al mirar nuestro país, en este momento, como Jesús, sentimos terror y tristeza por tanto sufrimiento y pobreza, falta de justicia, de seguridad, por tanta confusión y egoísmo, falta de verdad, arrogancia y mentiras”, expresó en otro pasaje de su prédica el nuncio.
Recordó, además, las palabras de Benedicto XVI pronunciadas en Cuba: “Nos hacemos como Poncio Pilatos, ironizando con la verdad y proclamando nuestra incapacidad para alcanzarla. Esta actitud produce un cambio en nuestros corazones, haciéndolos fríos, vacilantes, distantes de los demás y encerrados en sí mismos. Esta actitud nos hace personas que se lavan las manos como el gobernador romano y dejan correr el agua de la historia sin comprometerse”.
Monseñor Ariotti hizo un llamado a derrotar nuestros egoísmos, a salir de nuestras ambiciones y a vencer lo que nos oprime. “El que obra el mal, el que comete pecado, es esclavo del pecado y nunca alcanzará la libertad”, enfatizó.
El nuncio apostólico, Mons. Eliseo Ariotti, en su homilía señaló que “la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén pide a cada uno de nosotros coherencia y perseverancia”. Agregó que nos pide ahondar en nuestra fidelidad para que nuestros propósitos no sean luces que brillan momentáneamente y pronto se apagan. En el fondo de nuestros corazones hay profundos contrastes: somos capaces de lo mejor y de lo peor”, dijo.
“Qué elocuentes son estas lágrimas de Cristo sobre la ciudad santa y sobre nosotros! ¡Sobre tantas ciudades y pueblos! ¡Sobre su Iglesia y nuestra sociedad! ¡No quedará piedra sobre piedra sin la fe y la conversión!”, expresó el representante del papa Benedicto XVI en Paraguay.
“Al mirar nuestro país, en este momento, como Jesús, sentimos terror y tristeza por tanto sufrimiento y pobreza, falta de justicia, de seguridad, por tanta confusión y egoísmo, falta de verdad, arrogancia y mentiras”, expresó en otro pasaje de su prédica el nuncio.
Recordó, además, las palabras de Benedicto XVI pronunciadas en Cuba: “Nos hacemos como Poncio Pilatos, ironizando con la verdad y proclamando nuestra incapacidad para alcanzarla. Esta actitud produce un cambio en nuestros corazones, haciéndolos fríos, vacilantes, distantes de los demás y encerrados en sí mismos. Esta actitud nos hace personas que se lavan las manos como el gobernador romano y dejan correr el agua de la historia sin comprometerse”.
Monseñor Ariotti hizo un llamado a derrotar nuestros egoísmos, a salir de nuestras ambiciones y a vencer lo que nos oprime. “El que obra el mal, el que comete pecado, es esclavo del pecado y nunca alcanzará la libertad”, enfatizó.