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Actualmente, hay mucha propaganda y comercio por la Navidad. Al respecto Giménez reconoce que es una realidad, pero propuso una mayor preparación espiritual, para no ser influenciado de forma negativa por la publicidad. Cree que zafarse totalmente de ese ambiente es imposible, pero uno puede manejar la situación.
El obispo emérito desea que hoy las familias se reúnan porque eso hace bien a los niños y jóvenes, quienes así se sienten arropados, rodeados y protegidos. Además la presencia del pesebre le da un toque especial al hogar y el hecho de juntarse antes de Navidad con los vecinos agranda el círculo y ayuda a la fraternidad.
Giménez también llamó a la moderación y a evitar los excesos, porque está a la vista que cuando nos sobrepasamos en la comida y en la bebida, después sufrimos las consecuencias. “La Navidad no es para excesos, pero desgraciadamente la debilidad humana te lleva a pasar los límites y después vienen las consecuencias. Yo invito a los jóvenes y no tan jóvenes a que sepan medirse. No existen prohibiciones, pero tenemos que saber automedirnos porque es importante y saludable”, resaltó.
Agregó que el director del Hospital de Trauma, doctor Aníbal Filártiga, tiene mucha razón cuando emite sus recomendaciones, sobre todo a las personas que andan en moto porque es un riesgo enorme no tomar las previsiones, como no usar casco y también deben tomar precauciones los que conducen un vehículo y peor es si hay bebida de por medio.
Monseñor Claudio Giménez estuvo como obispo 22 años, desde 1995 al 2016.
Cuando alzaron las manos
La entrevista con monseñor Claudio Giménez también fue una ocasión para preguntarles sobre hechos particulares que vivió al frente de la diócesis de Caacupé, sobre todo cuando pidió al entonces presidente Luis González Macchi y ministros un compromiso contra la corrupción. El obispo relató que la idea provino de una conversación con el clero y algunos obispos y se pensó en un gesto, al igual que el abrazo que pidió este año monseñor Ricardo Valenzuela en la misa de Caacupé. Agregó que en aquella oportunidad, la mayoría de las autoridades, comenzando por el presidente (González Macchi) alzaron las manos comprometiéndose luchar contra la corrupción; si cumplieron o no con ese compromiso gestual, ya es difícil saber en detalles, pero la gente puede sacar sus conclusiones.