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Recalcó que generalmente están cerca de su fuente de alimentación, que son las personas, principalmente las hembras por ser hematófagas (se alimentan de sangre). En este contexto, los insecticidas lanzados desde las avionetas, en un alto porcentaje quedarían en los techos de casas, tinglados, edificios y sobre la hoja de árboles. Además, las ventanas y puertas de las casas generalmente están cerradas por seguridad y por el calor, sin embargo los vectores están donde están las personas, generalmente en el interior de las casas, escuelas, comercios.
Manzur dijo que, según la Organización Panamericana de la Salud, estas aplicaciones aéreas son más usadas en emergencias ocasionadas por especies de mosquitos que viven fuera de los domicilios. Sin embargo, al fumigar los cultivos teniendo en cuenta la velocidad del viento y a baja altura, un alto porcentaje del insecticida caerá sobre las plantaciones.
“En segundo término, hay dificultades y riesgos por el uso de avionetas. El vuelo debe realizarse a altitudes de 30 a 60 metros, lo cual es muy riesgoso en zonas urbanas debido a la presencia de edificios altos, antenas, etc. Si se fumiga a muy alta altura, el insecticida se dispersa y se vuelve ineficaz, por lo tanto sigue siendo más eficaz el uso de máquinas portátiles y en camionetas”, agregó el profesional.
El insecticida utilizado es generalmente un piretroide, autorizado por la OPS/OMS para salud pública, concluyó.