La comunicación de las medidas fue realizada en la mañana de ayer tras un procedimiento conjunto del cual participaron el director de Fiscalización, Samuel Jara, y la directora de Asesoría Legal, Alba de Llanes, ambos de la Seam; y el fiscal del Ambiente, Ricardo Merlo Faella, quien estuvo acompañado de un asistente del Ministerio Público. Fueron recibidos por Fabio Pérez Samaniego, responsable de la firma en ese momento.

Frigobeef está en Capitán Lombardo Nº 399, zona de Tablada Nueva. Aparecen como directivos: Guillermo Pedro Remonda, presidente; José Sánchez y Enrique Bo, directores titulares; y María Mercedes Pérez Codas y Juan Bautista Arioti, como directores suplentes.

Conforme con las inspecciones realizadas por la SEAM, esta empresa arroja sus desechos líquidos (sangre) y sólidos (heces, restos del estómago) directamente al arroyo Mburicaó, sin previo tratamiento. Este hecho fue comprobado nuevamente en la mañana de ayer por la comitiva interinstitucional. Pérez Samaniego no recibió a ABC Color ni a otro medio durante el procedimiento mencionado, ni siquiera posteriormente en horas de la tarde.

Tras la comunicación de la clausura, el director de Fiscalización de la Seam, Samuel Jara, explicó que hace 14 meses que la empresa solicitó un plazo de tiempo para adecuarse a las leyes ambientales vigentes, pero nunca inició los trabajos de construcción de la planta de tratamiento.

El director del frigorífico, Gustavo Pérez, exaltado por el cierre de su empresa, llamó al director general de Control de la Calidad Ambiental, Ing. Gustavo Rodríguez, a quien amenazó de muerte, conforme con los emisarios de la Seam.

Fregobeef se dedica a la faena de ganado vacuno y enfriamiento de carne para su posterior comercialización. La producción diaria es de 130 unidades de cabezas faenadas. Cuenta con 250 empleados que trabajan en relación de dependencia en horario normal de ocho horas.

Los fiscalizadores comprobaron que esta empresa recibe leña de las especies palo santo e incienso para alimentar el fuego de la caldera. Estas especies forestales, en vías de extinción, eran transportadas sin guías de traslado.