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Hace una semana, este nosocomio acumulaba una gran cantidad de residuos patológicos en su propio predio. La empresa encargada de la recolección no lo retiraba debido a una millonaria deuda del Ministerio de Salud Pública. El problema ya se subsanó en su totalidad y todas las basuras fueron recogidas en tiempo y forma, celebró la arquitecta Estella Fátima Benítez, responsable técnica del manejo de residuos.
Sin embargo, en un recorrido que realizó nuestro equipo periodístico, detectó que los encargados acumulan más de cien tubos fluorescentes apilados en varias sitios del predio. Los mismos son tirados al aire libre y sin ningún tratamiento especial. Los tubos fluorescentes, en su interior, tienen mercurio, un componente tóxico cancerígeno. Si se rompen, el producto altamente peligroso puede ser arrastrado por las lluvias y termina en algún recurso hídrico.
“Los fluorescentes tienen que tener el mismo tratamiento que las pilas. Está terminantemente prohibido tirarlos así. Sus componentes son cancerígenos y persistentes, es decir que no se degrada. Esto si termina en los recursos hídricos puede afectar gravemente a un ser animal o humano que ingiera el líquido contaminado con el mercurio”, enfatizó David Fariña, director de Recursos Hídricos del Ministerio del Ambiente.
Este vertedero deja al desnudo la desidia criminal de los directivos del hospital y de los organismos de control ambiental. “Nosotros ya reclamamos varias veces a la Dirección de Aseo Urbano de la Municipalidad de Asunción y del Ministerio del Ambiente, pero nadie nos responde qué hacer con este tipo de basuras, enfatizó Benítez, en tono desesperado.