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El tata ári jehasa, pelota tata, kambuchi jejoka, paila jeheréi... estos son solo algunos de los atractivos de las fiestas de San Juan, que por estos días se celebran a lo ancho y a lo largo del país. Muchas de ellas, en escuelas y colegios, que son los lugares de reunión naturales en varias comunidades.
La fiesta es vista por las comisiones de padres como una oportunidad para inyectar dinero a sus arcas, que cada vez tienen menos que administrar, debido al impedimento de hacer cobros compulsivos. Algunas comisiones incluso realizan las fiestas con el propósito específico de construir un baño o comprar algún implemento requerido.
Con el afán de recaudar, hay comisiones que hacen la vista gorda a la resolución 1.074, que en el año 93 emitió el MEC y que prohíbe el expendio y el consumo de bebidas alcohólicas en las instituciones educativas. Para los olvidadizos, la dirección de Educación Escolar Básica emitió una resolución recordando la prohibición.
"Una fiesta de San Juan no debe interferir en el proceso normal de actividades. No vamos a autorizar la realización de una fiesta si va a llevar a la suspensión de actividades, por eso a los alumnos del turno noche no les dejamos hacer fiestas a la noche", indicó Raúl Aguilera, director de Educación Básica.
La directora de Educación Media, Ana Selva Rolón, considera que antes de hacer un festejo hay que considerar cuánto es lo que se puede recaudar y evaluar si vale la pena el esfuerzo, ya que muchas veces la aglomeración de gente y la naturaleza de los juegos de San Juan (con fuego de por medio) hacen que los destrozos sean más que lo que se puede llegar a reunir.
"No tiene sentido hacer una fiesta de San Juan para recaudar fondos para un determinado propósito y después resulta que al terminar la fiesta los gastos para reparar los daños causados son mayores que lo que se recaudó. Generalmente los sanitarios son los que quedan destrozados después de este tipo de festejos y a veces las reparaciones cuestan hasta 10 millones de guaraníes", dice la directora.
La fiesta es vista por las comisiones de padres como una oportunidad para inyectar dinero a sus arcas, que cada vez tienen menos que administrar, debido al impedimento de hacer cobros compulsivos. Algunas comisiones incluso realizan las fiestas con el propósito específico de construir un baño o comprar algún implemento requerido.
Con el afán de recaudar, hay comisiones que hacen la vista gorda a la resolución 1.074, que en el año 93 emitió el MEC y que prohíbe el expendio y el consumo de bebidas alcohólicas en las instituciones educativas. Para los olvidadizos, la dirección de Educación Escolar Básica emitió una resolución recordando la prohibición.
"Una fiesta de San Juan no debe interferir en el proceso normal de actividades. No vamos a autorizar la realización de una fiesta si va a llevar a la suspensión de actividades, por eso a los alumnos del turno noche no les dejamos hacer fiestas a la noche", indicó Raúl Aguilera, director de Educación Básica.
La directora de Educación Media, Ana Selva Rolón, considera que antes de hacer un festejo hay que considerar cuánto es lo que se puede recaudar y evaluar si vale la pena el esfuerzo, ya que muchas veces la aglomeración de gente y la naturaleza de los juegos de San Juan (con fuego de por medio) hacen que los destrozos sean más que lo que se puede llegar a reunir.
"No tiene sentido hacer una fiesta de San Juan para recaudar fondos para un determinado propósito y después resulta que al terminar la fiesta los gastos para reparar los daños causados son mayores que lo que se recaudó. Generalmente los sanitarios son los que quedan destrozados después de este tipo de festejos y a veces las reparaciones cuestan hasta 10 millones de guaraníes", dice la directora.