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El sacerdote es muy conocido en la historia del Paraguay. Nació en Arroyos y Esteros el 8 de marzo en 1828 y murió en 1920. Vivió 92 años.
En esta nota el conocido historiador, abogado y doctor de la Iglesia Católica, padre Carlos Heyn (salesiano), cuenta la vida de este sacerdote que tuvo sus luces y sombras y es considerado un gran protagonista del Bicentenario.
Heyn dice a continuación: "El padre Maíz ocupó durante 70 años cargos importantes en el ámbito civil y religioso. Fue un sacerdote muy conocido. Desde jovencito ya fue secretario del obispo. El fue sobrino del obispo Marco Antonio Maíz.
Antes de ordenarse sacerdote ya era el notario de la Curia con Mons. Basilio López, hermano de Carlos Antonio López. Una vez ordenado sacerdote fue nombrado primer rector de Seminario Conciliar de Asunción. Asistió a López cuando agonizaba. Le dio los últimos sacramentos e hizo el sermón en su sepelio en Trinidad. Fue reconocido como el mejor orador del Paraguay. Era amigo de toda la familia López.
El heredero
Maíz cuenta que Carlos Antonio había elegido como sucesor a su hijo civil Benigno López, a quien inculcaba a defender los límites de la patria con la pluma y no con la espada. Francisco Solano López se enteró de este caso y protestó a su padre. Según el padre Maíz le hizo romper el testamento que nombraba a Benigno. Francisco, que ya era brigadier, no quería depender de Benigno y cuando se reunió el congreso en octubre de 1862 elige a Francisco Solano.
El sacerdote que se había opuesto al sistema de sucesión y quería una Constitución más abierta y liberal, fue mal visto por Solano López. Cuando sonaron las campanas en el Congreso que anunciaba que el militar era presidente, se le escapó a Fidel la frase: "Para cuántos esos repiques serán dobles". La frase llegó a oído de Solano López y lo mandó enjuiciar por su rebeldía al Gobierno nacional; fue acusado también en el campo eclesiástico. Por esta frase estuvo preso e incomunicado casi cuatro años en un calabozo.
Prisionero
Cuando comenzó la Guerra Grande fue llevado al campamento como prisionero. Maíz cuenta que si se perdía la batalla de Curupayty, iban a ser ejecutados todos los presos políticos, pero con la gran victoria en esta contienda, su amigo el Gral. José Edvigis Díaz abogó por su liberación y López accedió a su libertad.
En ese tiempo apareció una bula del Papa que elevaba a arzobispado el obispado de Buenos Aires, y Asunción pasaba a ser sufragánea. Antes dependía de Charcas, Perú.
Esta decisión ocurre en plena Guerra de la Triple Alianza. Antes Paraguay dependía de la Nunciatura de Brasil. Muy molesto Francisco Solano López hizo redactar una protesta contra la bula, y no había otra alternativa que recurrir al padre Maíz.
El sacerdote redactó una larga protesta. El obispo del Paraguay era Manuel Antonio Palacios, que era el capellán mayor del ejército en campaña.
Se rehabilita ante López
Con esta carta que redactó, se rehabilita. Recibe el perdón del presidente López, quien era un gran autoritario. Redactó incluso un discurso a Francisco Solano, el día de su cumpleaños. Fue muy abyecto, lo compara incluso con Jesucristo; y era para librarse de la cárcel.
López y el obispo le perdonan y lo nombran capellán y acompaña al Ejército. El escribía en el periódico Cabichui que se distribuía en plena guerra con el seudónimo de Popîa (aguijón). Su obispo le observó por algunos términos que utilizaba en sus artículos. Por eso pasó algunos días sin escribir. López le preguntó por qué no escribía más (estos artículos están en el tercer tomo) y dicen que le relató la causa.
Los conspiradores
Fueron acusados de conspiradores el obispo Palacios, su vicario, los hermanos de López, las cuñadas y llegan a ser fusilados después de la batalla de Itá Ybaté. López conformó fiscales de sangre para condenar al obispo y nombró a los sacerdotes Justo Román y Fidel Maíz. Se creyó que el proceso iba a estar en secreto, pero luego se conocieron y se descubrieron los expedientes de la condena "de los supuestos traidores del Gobierno".
Allí se conoció que quien juzgó al obispo Palacios fue un jurado eclesiástico compuesto por los dos sacerdotes. Estos archivos fueron publicados en un diario de Corrientes. Algunos ya sabían que Maíz, como sacerdote, firmó el fusilamiento de su propio obispo.
Escapa López
López pudo escapar con 50 hombres y se dirigió hacia Caacupé y reagrupó su campamento en Azcurra. Reunió nuevamente a 2.000 hombres y comenzó su huida hacia el norte alargando la guerra. Maíz siempre iba con el Ejército al igual que los otros capellanes.
En 1869 pasa Santaní, Curuguaty, cruza la cordillera hacia el Brasil y retorna nuevamente hacia Cerro Corá, donde fueron descubiertos el 1 de marzo de 1870 y fue aniquilado López y varios de sus hombres. Unos días después caen prisioneros. Los brasileños hicieron un simulacro del fusilamiento de Maíz y no salen las balas. Lo toman prisionero y lo llevan a Río de Janeiro".
El padre Fidel Maíz fue uno de los protagonistas del Bicentenario. Sus actuaciones, con luces y sombras, fueron fundamentales para reorganizar la Iglesia de la post Guerra del 70. Fue un gran intelectual de su época. Acompañó al Ejército en campaña. Su vida es relatada en tres tomos por el padre Carlos Heyn. El último de estos fue lanzado la semana pasada en el Aula Magna de la Universidad Católica.