Familia, cuna de vocaciones al matrimonio y al sacerdocio

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Oración inicial   

Animador: Comencemos nuestro encuentro: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Sean todos bienvenidos a nuestra reunión de hoy. Nos congregamos para prepararnos para la Navidad, nuestra fiesta cristiana. Tenemos un tema muy importante para dialogar: la familia. La Iglesia nos pide que evangelicemos la familia. Pidamos al Señor que nos acompañe y nos inspire para participar activamente en este encuentro.   

Todos: Señor, danos fortaleza y valentía para evangelizar nuestra familia.   

Animador: Padre Nuestro, que has propuesto la Sagrada Familia como maravilloso ejemplo a los ojos de tu pueblo, concédenos, te rogamos que, imitando sus virtudes domésticas y unidos por los lazos del amor, lleguemos a ser luz para los demás.  

Todos: Señor, danos fortaleza y valentía para evangelizar nuestra familia.  

Animador: Recemos juntos el Padre Nuestro y el Ave María.   

Canto.  

Lectura Bíblica: Lc 5, 1-11   

Reflexión   

La familia, célula de la sociedad, cuna de vocaciones y cuna natural de los santos. Cuando decimos cuna de vocaciones nos referimos a la vocación sacerdotal, religiosa, matrimonial o inclusive a la vocación de soltería. Lo importante es encontrarse con uno mismo y encontrar la vocación a la cual ha sido llamado para realizarse como persona. Encontrar la vocación para amar como Cristo amó y se entregó por amor.   

Cuando la familia vive los valores evangélicos por medio de los esposos, estos contagian a sus hijos y a su entorno la espiritualidad matrimonial que están viviendo y ayudan a cada cual a encontrar su vocación. Esta vocación lleva a la toma de decisión: sacramento del matrimonio, del orden sagrado, vida consagrada, vida de soltería. Esta decisión lleva al testimonio de vida, impulsado por Cristo mismo al servicio y la entrega a los demás.   

Si la familia ora, sirve a Dios y tiene a Cristo como el Señor de sus vidas las vocaciones surgidas serán diversas formas de consagración: desde la soltería, el matrimonio hasta el orden sacerdotal y la vida consagrada serán un llamado a ser para otros un instrumento de resurrección.   

"Cuando las demás familias ven cómo se aman, nace el deseo y la práctica de un amor que vincula a las familias entre sí, como signo de la unidad del género humano. Allí crece la Iglesia mediante la integración de las familias por el bautismo, que a todos hace hermanos. Un ambiente sano de vinculación de familias es lugar único de nutrición, fortalecimiento físico y mental para los hijos, en sus primeros años. Los padres son allí maestros, catequistas y los primeros ministros de la oración y del culto a Dios. Se renueva la imagen de Nazareth: ‘Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres. (Lc 2, 52)’"(DP 586).   

Lastimosamente, en nuestros días se adopta un modelo de hombre sin vocación: los niños, adolescentes y jóvenes se reducen en la mayoría de los casos a la elección de una profesión, a la situación económica, o a la satisfacción sentimental-afectiva, sin ninguna apertura al misterio de la propia vida, a Dios, o al propio bautismo. Son pocos los que viven su ser cristiano como una vocación, tanto en el ámbito familiar, laboral, político, cultural o social.  

Todos tenemos una llamada con un proyecto concreto de Dios, una llamada providente en donde cada uno encuentra su nombre y su identidad única e irrepetible. Quien descubre y admite su vocación encuentra el tesoro de su vida porque evidencia su libertad, su originalidad y su felicidad.   

Los padres, primeros educadores, están llamados a ayudar a sus hijos a descubrir, acoger y corresponder con libertad el don de su propia vocación, aunque muchas veces cuesta plantear el proyecto de vida desde la fe.   

"La familia debe formar a los hijos para la vida, a fin de que cada cual cumpla con integridad su cometido, de acuerdo a la vocación recibida de Dios. Se convierte así en el primer y mejor seminario de vocaciones de la vida consagrada al Reino de Dios".   

Vamos a compartir  

¿Es nuestra familia cuna de vocaciones?   

¿Orientamos a nuestros hijos, dialogamos sobre el llamado de Dios a la vida matrimonial, vida consagrada, sacerdotal o de soltería?   

¿Formamos a nuestros hijos para la vida, para la realización personal?  

Vamos a rezar  

Para que Dios Padre, que nos envió a su Hijo Jesús a mostrarnos el servicio, la humildad y el amor, nos ayude a vivir estos valores en nuestras familias. Oremos.   

Para que Jesús, el Divino Maestro, nos conceda la gracia de vivir su ejemplo de vida en nuestras familias: la entrega, el servicio, la esperanza. Oremos.   

Para que el Espíritu Santo nos guíe en nuestro caminar diario con sus dones y carismas, ayudándonos a dar fruto de vocación, de corresponsabilidad y de fraternidad. Oremos.   

Para que el Señor conceda a nuestra comunidad santas vocaciones a la vida consagrada y sacerdotal. Por la perseverancia y santidad de las mismas. Oremos.   

Compromiso Evangélico  

Programar actividades comunes en el vecindario, la Parroquia, la comunidad para dialogar sobre el tema de las vocaciones.   

Dedicar más tiempo escuchando a los niños y jóvenes sobre sus inquietudes e ideales.   

Visitar en familia a algún vecino, pariente o amigo que está enfermo.   

Oración final  

Animador: Gracias, Señor, por reunirnos y gracias por tu presencia entre nosotros. Volvemos a nuestros hogares llevando lo que hemos escuchado y hablado. Sabemos que la tarea que tenemos por delante es grande: evangelizar la familia. Te pedimos, Señor, que nos ayudes a evangelizar nuestra familia.   

Todos: Señor, danos fortaleza y valentía para evangelizar nuestra familia.   

Animador: Vamos a pedir al Señor que nos acompañe durante todo el año próximo. Digamos todos:   

Todos: Padre misericordioso, escucha nuestras plegarias y bendice el año 2012 para que en este año no nos falte el pan de cada día y nuestras familias vivan en paz y alegría y nos comprometamos en la evangelización de la familia.   

Animador: Recemos todos juntos el Padre Nuestro y el Ave María.   

Canto final.
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