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La consagrada fue directora de la primitiva escuela parroquial y educadora por excelencia de generaciones de personas de esta comunidad.
En una entrevista con ABC, el año pasado, recordaba los momentos difíciles que tuvieron que sortear cuando llegaron hace más de 50 años. Decía que en la zona vivía gente muy pobre, que prefería que sus niños se quedaran en casa o saliera a trabajar, a enviarlos a la escuela.
La hermana Tardif se ganó el cariño de muchos paraguayos, que reconocieron sus actividades educativas y pastorales.
El barrio Herrera es hoy un populoso poblado.
La religiosa, sus demás compañeras, al igual que los sacerdotes canadienses, fueron los artífices de ese desarrollo. Recordaba además que antes Barrio Herrera era una chacra, donde costaba hacer entender que en la educación estaba el progreso. Hoy es un barrio progresista, que no escapa de los vicios y de la inseguridad, decía la hermana Tardif.