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En las arcas del Banco Central del Paraguay están depositados 15 millones de euros donados por la Unión Europea para apoyar las políticas nacionales en materia de educación. Entre ellas se contempla un fondo de emergencia, el cual el Ministerio de Educación puede disponer presentando un proyecto a Hacienda para la liberación de los fondos.
Hasta ese punto todos los procesos pueden acelerarse; sin embargo para la ejecución de proyectos de infraestructura escolar indefectiblemente se debe llamar a licitación. “No existe otra vía”, dijo el ministro y añadió que el último proceso de licitación para la construcción, adecuación y reparación de instituciones del proyecto 676, con recursos del Fondo para la Excelencia (disponibles desde el año 2013), se prolongó por 22 meses.
Los principales obstáculos son la burocracia, la histórica falta de gestión del MEC, la competencia desleal de algunas empresas (se presentaron firmas que proveen alimentos y en litigio con Contrataciones Públicas) que echaron por tierra las convocatorias prolongando aún más los procesos licitatorios.
Incluso, pese a que se seleccionaron, supuestamente, a las mejores empresas y se paga a firmas fiscalizadoras se produjo recientemente un grave incidente con el derrumbe de una construcción nueva.
El ministro de Educación, omitió brindar tiempos estimativos para intervenir en las más de 2.900 instituciones que están en estado crítico, aunque opinó que se podría trabajar con los municipios y las cooperadoras de padres, pero sin dar soluciones concretas.
El exministro Enrique Riera dijo que iba a comprar más aulas móviles (las de paneles) para afrontar la crisis de infraestructura, y que este tipo de tecnología debería ser el futuro de las construcciones porque son de rápida instalación y duraderas pero todo quedó en aguas de borraja, como las continuas promesas en materia de Educación. Lo concreto es que las reparaciones no iniciarían ni con las nuevas autoridades.