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Mientras los recuerdos y la nostalgia de las sucesivas fuentes de antaño que tuvieron los espacios que conforman la Plaza de los Héroes siguen vivos en la mente de los asuncenos, la ciudad hoy carece en un chorro refrescante.
Los intentos de contar con fuentes como ornamentos urbanos siempre tropezaron con la desidia o la pereza de los intendentes de turno. Antes que disponer recursos o personal para su mantenimiento y cuidado, prefirieron erradicarlos bajo cualquier excusa.
Durante la gestión del intendente Enrique Riera, en diciembre de 2002 se inauguró una de las primeras reposiciones de fuentes céntricas, en la Plaza Uruguaya, al pie de la estatua del prócer Artigas.
Al año siguiente, el 5 de agosto de 2003, se habilitaron otras dos fuentes, una prefabricada del tipo calahorra a un lado del Panteón de los Héroes, donada por el Club de Leones, y la hexagonal de la Plaza O’Leary, a cargo de la Comuna.
El 15 de agosto del mismo año (2003), durante el 466 aniversario de Asunción se habilitó la enorme fuente frente al Cabildo. Tenía un espejo de agua de 30 metros de largo por 15 de ancho y diez chorros iluminados.
Otra fuente cercana al centro se instaló en la escalinata de la calle Curupayty. Riera también instaló fuentes en otras zonas de la ciudad, alejadas de los barrios céntricos como en la Avda. Primer Presidente y en Santa Teresa y Madame Lynch. Todas desaparecieron.
Salvo la fuente de la Plaza Juan de Salazar, que se ve como una pileta seca, las fuentes del centro fueron rellenadas con tierra, pasto y convertidas en planteras durante la administración de Evanhy, en su campaña contra el dengue. Una pena, dado que el Aedes aegypti se cría en agua estancada, no precisamente en aguas limpias ni en movimiento.
Una sola sigue refrescando el paso
El único rincón del centro asunceno que mantiene el frescor de una fuente es la esquina de México y 25 de Mayo. Fue habilitada en el 2005, hace diez años, como parte del Paseo México.
Juan José López, empleado del Hotel Sabe, encargado de su limpieza, se esmera en mantenerlo en forma cada semana. “La gente suele tirar monedas aquí y vienen a llevar los chicos de la Chacarita”, comenta.
La fuente acapara la atención de los transeúntes por la presencia de aves que acuden a ella para beber.
Fotos: Roberto Zarza, Pedro González y Archivo ABC Color