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Las paredes están mamarrachadas, y todo el entorno sucio y descuidado. Hasta juguetes rotos hay tirados en el suelo, entre otras basuras como un tapabocas y un cinto.
Los “bancos” ya no cumplen su función. Es imposible sentarse en ellos de tan averiados, y los peldaños y canteros se desmoronan.
Mendigos, vagos y drogadictos se han apoderado del lugar, haciéndolo un paseo peligroso, según vecinos. El abandono se resalta más aún por el crecimiento de malezas y las plantas secas.