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Agregó que los robos del que eran víctimas comenzaron a disminuir cuando se colocaron los alambrados en la zona de los pabellones. “Acá casi ya no vienen, gracias a la donación de tejidos de metal, pero en el campo siguen robando madera y amenazan con llevarse nuestros animales. Tenemos vacas, que dan la leche que se usa en la colonia. Ahora nuestro temor es que se apoderen de las lecheras, pues la propiedad está desprotegida, cualquiera entra”, resaltó.
Benítez dijo que una preocupación de sus compañeros es la deforestación de los bosques de la propiedad. “Hay árboles de cientos de años que son asesinados a diario. No se respeta, pues la Secretaría del Ambiente decidió que los bosques de esta propiedad sean área protegida. Hasta los carteles indicadores fueron arrancados por los que trafican la madera”, comentó.