Enzo, el símbolo de la tragedia del 1-A, cumplió un año ayer

Con los primeros 6 dientes de leche y balbuceando sus primeras palabras -mamá, papá, pan y guaguau-, Enzo Daniel Bobadilla Morales cumplió ayer el primer año de vida en una gran fiesta realizada en el Club Deportivo de Puerto Sajonia. Los avioncitos, que recuerdan el hobbie de aeromodelista de su padre Víctor Bobadilla, fueron los protagonistas en la ambientación.

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Exactamente a ocho meses y un día del incendio de Ycuá Bolaños que el pasado 1 de agosto le arrebató a su padre, el pequeño Enzo Bobadilla -un símbolo de la tragedia de la que se salvó milagrosamente- celebró su primer añito.

La fiesta fue organizada gracias a amigos y personas que se solidarizaron con la familia, comentó la madre, Gloria Morales Vda. de Bobadilla. "El ha sido quien me ha ayudado a recuperarme milagrosamente. El es mi mejor tratamiento de rehabilitación", sostiene.

El niño también está empezando a caminar. "Es muy cabezudo y toca todo lo que encuentra a su paso", dice Gloria, quien ha desistido de la ayuda sicológica desde noviembre del año pasado. "Decidí refugiarme en la Iglesia", dice con profunda fe al comentar que ha participado de una misa que se ha realizado el viernes en la iglesia de Santísima Trinidad, encargada por los abuelos de Enzo en acción de gracias.


UNA FIESTA DE AVIONCITOS

Para la fiesta, el presidente del Club Deportivo de Puerto Sajonia, Juan Dalla Fontana, cedió uno de los quinchos del local que fue ambientado con gran cantidad de globos, golosinas y avioncitos.

"Elegimos los avioncitos porque su padre era aeromodelista. Desde que Enzo nació su padre siempre pensaba en los avioncitos. Habíamos planeado armar juntos las naves que íbamos a utilizar para el cumpleaños de nuestro hijo, pero no pudo ser", comenta resignada.

Sin embargo, el deseo se pudo cumplir gracias a la decoración realizada por Mercedes de Patiño, del Cotillón "La Fiesta" y que se la regaló al homenajeado.

El pequeño recibió las aguas bautismales en diciembre pasado y tiene varios padrinos, todos tíos y tías que también compartieron con él.

Poco a poco la vida de Gloria Morales se va reencauzando. Ha vuelto a su trabajo de auditoría en la empresa de Marcos Ismachowiez, por la tarde.

Sin embargo, hay algo que no ha superado aún: volver al escenario de la tragedia. "Ni siquiera puedo pasar enfrente y no me animo a llegar hasta allí. Para ir a la iglesia tomo otro camino. No quiero ver ese lugar siniestro".
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