En San Pedro hay aulas a punto de derrumbarse

En la compañía Hugua Guasu, de San Pedro, la educación se imparte en medio de una lamentable precariedad, sin energía eléctrica, sin agua potable, sin sanitarios y con dos viejas aulas que están a punto de desmoronarse.

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SAN PEDRO DE YCUAMANDYYÚ (Omar Acosta, corresponsal). En la escuela Padre Vicente Valenzuela Calonga, de la compañía Hugua Guasu de esta capital departamental, estudian unos 20 niños desde el preescolar al quinto grado, con dos docentes, en medio de una total precariedad.

Desarrollan las clases a la intemperie y claman por una educación con mayor infraestructura. La otra institución más cercana queda a 4 km, a la que se llega por un camino de tierra en mal estado, lo que implica 8 km ida y vuelta. Los padres manifiestan que es imposible hacer ese recorrido para que sus hijos sigan estudiando.

Al lado de la escuela se sitúa una capilla de la Iglesia Católica, adonde recurre la comunidad educativa para tomar agua y guarecerse cuando llueve.

Uno de los alumnos, de 11 años y del cuarto grado, implora por la construcción de salas de clase: “No tenemos aulas, cuando llueve y si hace frío sufrimos mucho, queremos para nuestra escuela, queremos seguir estudiando, estamos en la sombra estudiando”.

La profesora María Duarte, encargada de despacho y docente, expresó que ningún apoyo tienen. “No recibimos nada, colaboramos con mi compañera y con los padres para hacer desayuno a los niños, solemos preparar tortilla con cocido. Mañana queremos hacer un día por mi escuela, limpiar y cultivar plantas”, comentó. Además organizan otras actividades para ayudar a la institución: “el viernes queremos hacer festival para así juntar dinero y tratar de construir aulas”, manifestó.

Por su parte, Félix Rodríguez, padre de alumnos, se muestra impotente ante la precariedad en que estudian sus hijos: “Nadie hace caso, muchos niños no vienen por la precariedad en que se estudia, no tenemos recursos para enviar a nuestros hijos en otra escuela, nos queda muy lejos, pedimos que nos ayuden a tener infraestructura”, señaló.

La docente Olga Díaz describió el panorama: “No tenemos aulas, estamos desarrollando clases bajo árboles, no tenemos agua potable ni energía eléctrica, nos ayuda la gente de la capilla para salvar la situación, tenemos una letrina común y las aulas las clausuramos porque están a punto de un derrumbe”.

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