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El pastor recordó a los asistentes que Jesús es la Palabra de Dios hecha carne. Hizo una comparación de esa palabra con las palabras sin fundamentos.
Invitó a usar bien la palabra y en ese sentido destacó la importancia de la justicia, cuando un juez justo, al término de un proceso, pronuncia la palabra de liberación al reo y resaltó la fuerza que tiene esa palabra, porque permite recuperar la libertad. “Qué fuerza tiene la palabra del juez y qué lamentable cuando ese juez, por coima o corrupción, en lugar de impartir la justicia, pronuncia palabras de mentiras y no obra como Dios quiere”, resaltó.
Valenzuela habló igualmente de la importancia de la palabra en la familia, en el matrimonio. “Cuando papá y mamá pronuncian palabras de cariño hacia los hijos, esa palabra hace crecer a los mismos sanos, seguros, porque son amados y esas palabras son ternuras. Las palabras del esposo y la esposa deben ser de fidelidad, pero qué tristeza cuando esa palabra es manoseada y fue solamente de un simbolismo que convirtió el matrimonio en una celebración sociológica y no fue de fe. Esa palabra, por tanto, es traicionada y es quebranto para los hijos” indicó. Finalmente instó a amar la verdadera palabra del Dios que se hizo carne.