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Asunción cumple mañana 478 años con muy poco que celebrar. La mayor parte de su patrimonio se cae a pedazos. Un ejemplo es el estado en que se encuentra el silo que memora la época de oro del Ferrocarril Carlos A. López.
El silo de mampostería está estratégicamente ubicado en la zona de influencia de la Estación Central y el Parque Caballero, conocida como “cambio grande”. En este lugar, se almacenaban los granos del país para luego ser embarcados en los vagones de carga con rumbo hacia Paraguarí, Villarrica y Encarnación, donde se tenían silos idénticos.
Junto con los galpones de la antigua Oficina Fiscalizadora de Algodón y Tabaco (OFAT) el silo o secadero de granos pertenece hoy al Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal (Senave), dependiente del Ministerio de Agricultura y Ganadería y está abandonado a su suerte.
Los orígenes de este sitio de almacenamiento se remontan a la época del Banco Agrícola, creado en 1887, época de la Reconstrucción Nacional. Al año siguiente fue suprimido con la compra del Banco Nacional por el Estado.
Luego se creó la Oficina Revisora del Tabaco que dependía de la banca estatal y que era un centro importante de acopio de los productos más tradicionales del Paraguay (algodón, tabaco y yerba mate) que marcaron la historia agrícola e industrial del país.
Finalizada la Guerra del Chaco se creó el Instituto Agronómico Nacional y el Servicio Técnico Interamericano de Cooperación Agrícola con apoyo del gobierno de los Estados Unidos y en 1936 el Cnel. Rafael Franco creó el Ministerio de Agricultura. Esta cartera pasó a ser de Agricultura, Industria y Comercio con José Félix Estigarribia y finalmente de Agricultura y Ganadería con Federico Chávez, en 1950.
Tanto el silo, edificado en 1940, como los galpones pasaron a depender del MAG en los años 60.
El silo hoy domina el paisaje Este de la Costanera de Asunción junto con la torre de la Iglesia Las Mercedes y otros edificios en altura. El lugar está rodeado de viviendas precarias de damnificados y fue rapiñado en parte. El patrimonio –que hace tres años estaba intacto– ahora se va deteriorando rápidamente. ¿Obra de las tormentas o del interés en hacerlo desaparecer?
Preservarlo con todos sus elementos intactos, como un hito, un símbolo de la zona industrial de la Avda. Artigas, uno de los más antiguos “Caminos Reales” de Asunción, sería lo más sensato para la Madre de Ciudades.
El peculiar Silo, única construcción en su género en Asunción, formaba parte de la red ferroviaria y de cargas del país.
Como edificación tiene tres torres cilíndricas en altura hechas totalmente de mampostería con macizos ladrillos de la época.
En su interior se conservan todos los elementos que servían para el almacenamiento, ventilación y secado de granos. También se encuentran, aunque en avanzado estado de rapiña y deterioro, los hornos de hierro fundido desde donde se lo ponía en operación.
Según testimonios de los damnificados que rodean el secadero, la edificación está totalmente abandonada y anteriormente estuvo ocupada por varias familias.
Fotos: Celso Ríos