El último sobreviviente de una gran aventura

A los 99 años Gilberto Ferro Bogado recuerda como si fuera ayer el histórico raid de remo del cual formó parte en 1942 para unir las ciudades de Asunción, Buenos Aires y Montevideo. Es el único sobreviviente de aquel grupo de diez jóvenes remeros idealistas cuya fascinante aventura volvió al tapete con el libro “Contracorriente”, de autoría de Manuel Rivarola, hijo de uno de sus compañeros de la falúa. El viernes recibió un ejemplar como un homenaje.

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En su sangre todavía hierve la pasión por el remo como deporte. “Este libro es un logro para el remo, un deporte paraguayo que se enaltece y al que todavía hay que abrir más puertas”, dice al agradecer el ejemplar que recibe firmado por los protagonistas de un segundo raid Asunción-Concepción, que tuvo lugar en 1967, y que se detalla en la segunda parte del libro.

La primera parte es su historia, la hazaña que él recuerda muy bien y de la cual formó parte hace 71 años cuando él tenía 28: “Eran los tiempos de la Segunda Guerra Mundial cuando hicimos el raid, yo era un marinero ya bien fogueado desde la época de la Guerra del Chaco, pues apenas tenía 17 años cuando escapé de la casa donde vivía con mis tíos. Me enrolé y fui avanzando hasta llegar a guardiamarina”.

Alentados por el representante del Consejo Británico en Sudamérica, sir Eugen Millington Drake –de visita en Asunción– en los años 40, el grupo de diez estudiantes de Derecho de la Universidad Nacional de Asunción que competía fuertemente en las regatas universitarias se animó a enfrentar el desafío de unir Asunción con Buenos Aires y Montevideo en una falúa.

“Sabiendo que sir Eugen era campeón de remo en Oxford Cambridge, fuimos a visitarlo al Hotel Paraíso –hoy Ministerio de Hacienda– para que fuera a ver nuestros entrenamientos”.

El diplomático “representaba el polo contrario al movimiento que aquí se estaba gestando con los militares en esa época, alineados con Alemania. Lo invitamos a salir en el bote. Aceptó para el día siguiente y apareció con camisa y short. Lo llevamos desde el Mbiguá hasta el Botánico y de allí hasta el Sajonia y la bahía”.

Sir Eugen se ganó la confianza de los jóvenes. “Caramba. Él había observado la forma como estuvimos remando contracorriente y regresando ya casi de noche. Planteó que debería existir una juventud sana que hablara a favor de los neutrales y, sobre tablas, propuso hacer un viaje a Buenos Aires. Fernando Saguier, el capitán de la falúa, dijo que sí. Como paraguayos aceptamos el ofrecimiento. Quisimos demostrar que aquí existe un grupo de estudiantes calificados a favor de la paz”.

“Paraguay hekópe” salió alguien a decir: “vamos hasta Montevideo”, y así se hizo. “Afortunadamente la Virgen de Caacupé nos ayudó mucho para ver cumplido este ofrecimiento tan leal, exacto y tan íntimamente unido al espíritu deportivo nuestro, que viene de antes de la guerra, del Colegio Nacional de la Capital”.

Claves y curiosidades del viaje

Los diez jóvenes que integraron la expedición como tripulantes de la falúa fueron: Fernando Saguier Iturburo, jefe de delegación, timonel y entrenador; Gilberto Ferro, jefe de ruta; Agustín Corrales, Germán Jara Lafuente, Víctor López Jara, Carlos Scolari, José María Rivarola Matto (padre del autor del libro Contracorriente), Elías V. Mendoza, Luis M. Vega y Carlos Zuccolillo.

Los acompañaban en el cuatro largo con timonel en representación de los clubes Mbiguá y Sajonia: Godofredo Corina; Francisco Palau, Víctor Gracia Uribe, Guillermo Sequera y Ernesto Reuter.

Los remeros partieron de Asunción el 23 de octubre de 1942 a las 18:00. Llegaron a Buenos Aires el 6 de noviembre de 1943 y a Montevideo el 11 de noviembre, completando un total de 1.963 kilómetros.

“Estábamos todos en el primer curso de Derecho y como habíamos salido campeones en varias regatas, no podíamos rechazar el ofrecimiento de Sir Eugen Millington Drake. Así es que a favor de la corriente fuimos hasta Buenos Aires y de allí a Montevideo, no sin dificultades en el camino”, insiste el Dr. Gilberto Ferro.

Experiencia previa

Nacido el 19 de junio de 1914, Gilberto Ferro participó de la Guerra del Chaco, donde adquirió una experiencia invalorable en la Marina.

“Yo estaba embarcado también allí y estuve en el tirador, en un remolcador del Mihanovich (Compañía Argentina de Navegación). Íbamos de noche hasta Formosa hasta donde llegaban los barcos de Mihanovich haciendo los trámites de cargas. De allí íbamos hasta Casado y luego Bahía Negra. Llevábamos armamentos, proyectiles, combustible encajonado, que venía en latas de 18 litros.

De esto se sabe muy poco, pero me dio experiencia”.

(Continuará...)

pgomez@abc.com.py / Fotos: David Quiroga

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