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Cristo se entrega, pero permanece entre los que lo amamos, presente en el Santísimo Sacramento del altar. Su intención de darse es tan grande que se hace pan, se hace alimento para nosotros. Esta actitud nos compromete a aprender a donarnos en igual intensidad. Ser amigos de Jesús implica no ser tibios, sino a dar todo de nosotros, siguiendo las huellas de quien nos enseñó a amar hasta dar la vida; que sea este nuestro modo de hacer vivo el mandato de Jesús: amarnos los unos a los otros como Él nos ama.
Oración
Señor Jesucristo, contemplando tu obra de amor por nosotros queremos pedirte que sanes todas nuestras heridas, en especial aquellas causadas por el enojo, el rencor, la falta de humildad, el no saber pedir perdón. Que al contemplarte, sencillo y humilde, aprendamos también a seguir tu ejemplo, inclinarnos para lavar los pies de los demás, y donarnos por entero con el deseo de seguir anunciando tu misericordia y caridad entre nuestros hermanos. Amén.