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“Nos ayudamos mutuamente porque el trabajo familiar permite sostener el hogar”, dijo al tiempo de señalar que la misión del papá es cuidar, proteger y educar a los hijos. También acompañarles y enseñarles a ser responsables.
Ramírez Acuña, casado con Cesarina Obregón (60), tiene cinco hijos, cuatro mujeres y un varón, todos adultos, cada uno en su lugar de trabajo y otros que ya formaron su propia familia. Don Catalino, de día, queda en casa con los nietos con quienes comparte el día y el trabajo artesanal. De los cinco hijos, tres lograron terminar el bachillerato, pero los demás tienen la base de la escuela y el nivel medio, dijo.
Recordó que trabajó por muchos años en establecimiento ganadero y que luego vino a la ciudad y se dedicó, desde hace 12 años, a la artesanía de madera rústica, con ayuda de sus hijos y nietos. “A mis hijos quiero agradecerles porque siempre me ayudaron en el taller que tengo en casa”, manifestó.