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Desde entonces, el “Rubio” comenzó a actuar como el Julio Iglesias de los leones: ruge, se mueve, duerme menos. “Tiene 15 años, está a punto de cumplir 16. Nunca ha tenido pareja. Una vez se intentó conseguirle una leona hembra de Pedro Juan Caballero, pero no se pudo”, relató Víctor Rodas, quien trabaja en el zoológico desde hace 21 años.
El Dr. Hugo Piccinini, director de Gestión Ambiental, de la que depende el zoológico, comentó que la idea es dejar a una de las leonas para que haga compañía al único león que hay en el zoo, desde la muerte del “Abuelo”, en el 2009, el compañero más antiguo de “Rubio”.
Por su parte, el fiscal ambiental José Luis Casaccia manifestó que los dueños del circo están abiertos para llegar a un acuerdo. “En muchos lugares donde recorre el circo, ya no se acepta tener a animales enjaulados, entonces el dueño comentó que irían donando los animales”, refirió.
De concretarse el acuerdo, el decano de los rugidos podría conocer la descendencia. El cortejo consistirá en introducir a la leona en el hábitat del león y las leyes de la naturaleza harían el resto.
Rugidos en la noche
Los arrebatos amorosos del león llegaron a interrumpir el sueño de más de un vecino de la zona del botánico. “Toda la noche se escucharon los rugidos”, denunció a la redacción de este diario una pobladora.
No es para menos. Las leonas visitantes tienen la gracia de los seres que viven para la mirada ajena. Errantes ejemplares que terminan sometidos a la rara costumbre humana de observar animales en cautiverio.
El tercero
Pero con las leonas también llegó un león. El mismo parece estar diseñado por Disney y su melena puede ser utilizada para publicitar un champú. Su alimentación siempre estuvo a cargo del circo.
Frente a él, “Rubio” es más bien delgado, pese a tener más de 150 kilos. Se alimenta con seis kilos de carne por día y hace pensar en las consecuencias de una posible falta de alimentos en el zoo, que cada año se denuncia en la prensa.
En la tercera entrega de la película Madagascar, un león de zoológico se enamora de una leona de circo y tienen un final feliz. Pero la realidad es más cruda y un león en cautiverio vive unos 30 años, y a la edad que tiene “Rubio”, ya se torna difícil tener descendencia.
“En todo caso, se nos comentó que hay una leona que está preñada. Igual podemos dejarla con nuestro león”, comentó Casaccia.
Romper la punitiva soledad del león depende ahora de que el intendente Arnaldo Samaniego, junto a los grupos organizados, consigan un convenio para que por lo menos una de las leonas se quede en el zoo.
Mientras esto se defina, el “Rubio” seguirá padeciendo la triste condición de ser el único ejemplar en toda la capital.