El patrimonio ambiental y arquitectónico de Chacarita

La Chacarita cuenta con un acervo patrimonial histórico, ambiental y arquitectónico –aunque modesto– que bien puede convertirse en un barrio turístico. Existen planes para la parte llamada “Alta”, no así la “Baja”, que también reclama atención de las autoridades. Un barrio bohemio lleno de leyendas.

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“El pintoresco barrio de la Chacarita, sobre la alta ribera que mira al riacho Caracará, es un ejemplo vivo de esa constante disgregación de tierras. Trepado a la reducida cúspide de picachos inverosímiles hay un rancherío misérrimo y bullanguero. Resulta, a veces, inexplicable su equilibrio, porque ocurre que el rancho, con ser tan pequeño, es mayor que la tierra que lo sostiene. Y entre casa y casa, abismos de tosca roja, con plateados hilos de agua en el fondo”. Así describe Carlos Zubizarreta en sus “Acuarelas Paraguayas” a la Chacarita.

“Este colorido barrio de lavanderas tuvo auge y fama hasta principios del presente siglo (XX). A él acudía la juventud dorada y calavera buscando lances de amor y de aventura. En aquellos regocijados bailongos, tan abundantes bajo la enramada de los ranchos, entre raidapotî de faja y bordada camisa, era tan fácil ganarse el corazón de las mozas como una puñalada”, remata.

Los pobladores más antiguos recuerdan que era el barrio de las lavanderas que fregaban la ropa sobre tablones en sus cristalinos manantiales que fluían desde lo alto del Parque Caballero y hasta formaban un chorro donde se bañaba el Gral. Bernardino Caballero, hecho que la gente recita como una leyenda. Allí habrá conocido a muchas de las mujeres a las que ha dado varios hijos.

La Chacarita “es un barrio de connotaciones ambientales muy peculiares en sus aspectos urbanísticos, socioculturales, arquitectónicos, históricos y físicos”, dicen Mabel Causarano y Beatriz Chase en el libro “Asunción, Análisis histórico-ambiental de su imagen urbana”.

Después del Centro Histórico –continúan–, es una de las zonas pobladas más antiguas de la ciudad conocido como “Ticu-Tuya”, que en guaraní significa “Francisco viejo”, por la cercanía al Convento de San Francisco que estuvo en la zona hasta 1748, aproximadamente.

No pocos atribuyen el nombre de Chacarita a las “chácaras” o chacras de los religiosos. Sin embargo, esto “no parece ser tan cierto porque el suelo no era apto para el cultivo”, dice el historiador José A. Galeano.

La heterogénea zona bien marcada entre la parte Alta y Baja conserva varios hitos que enriquecen su historia como barrio. En la parte Alta se encuentran el antiguo Hotel Terraza, la casa del Gral. Stephan Vysokolán (que perteneciera al presidente Liberato M. Rojas), el Museo José A. Flores, el Parque Caballero.

Los pobladores más antiguos de zona baja se dedicaban a la pesca, cuenta Óscar Fariña, presidente de la Asociación de Pescadores de la Chacarita. Sin embargo, la actividad ha mermado bastante tras la construcción de la Costanera y la contaminación, tanto de la Bahía como de los cauces hídricos que atraviesan el barrio. En esta zona está el legendario club Resistencia, cuyo nombre tiene que ver con la Revolución Bolchevique de 1917 y no precisamente con la resistencia a las inundaciones. Se inició en 1915 como el Club “Criollo”.

Fue fundado y presidido por Sandalio Riveros, un descendiente de payaguáes, poeta y docente fallecido en 1968. Músico y anarquista, ha mantenido su casa como un bello jardín que hoy es el Museo del Barrio sobre la calle Mompox.

pgomez@abc.com.py

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