El desatino de exterminar las fuentes de agua de Asunción

Las primeras y más bellas fuentes arquitectónicas las tuvo Asunción en el conjunto Plaza de los Héroes, pero estos ornamentos urbanos han ido desapareciendo para dar lugar a un paredón sombrío y ruinoso de cemento. En una ciudad donde el verano es casi la única estación dominante del año no se tiene bullendo un solo chorro de agua que pueda refrescar el paisaje. El desatino destructor ha primado sobre el urbanismo.

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Tras la demolición del Mercado Guasu en la década de 1940 se completó el conjunto de la Plaza de los Héroes en el Centro Histórico de Asunción. Una modesta fuente neoclásica bullía en el centro del cuadrilátero en medio de un empastado impecable y flores.

El ajetreo de las burreras, carretas y el barullo de las vendedoras y marchantes del mercado fueron reemplazados por niños, jóvenes y adultos que acudían al lugar a embelesarse mientras se levantaba el Hotel Guaraní, quizás el primer edificio moderno de la capital.

El sitio público fue evolucionando con la urbe hasta que apareció en el lugar en los años 60 un chorro más grande tras una remodelación acorde a los tiempos.

Luego, por los años 70, activaba en Asunción el Club de Jardinería “Arasa Poty”, que apoyaba el embellecimiento urbano para que sea una “ciudad jardín”. En ese ambiente de idealismo y entusiasmo empezó la remodelación de la “fuente luminosa”, que empezó a lanzar sus nuevos “surtidores” el 24 de julio de 1973. Como tenía forma de flor en el centro bullía el agua hacia arriba y los canteros estaban dispuestos como pétalos para el trasplante de flores.

Las plazas entonces se proveían de abundantes plantas ornamentales de los viveros del Jardín Botánico y del Parque Caballero.

A mediados de 1980 la Municipalidad de Asunción firmó un convenio con la firma La Vencedora para la instalación de dos fuentes luminosas –en donación–, una en la Plaza de los Héroes y la otra en la rotonda de Aviadores del Chaco y Madame Lynch. Esta última no prosperó finalmente.

El entonces intendente Porfirio Pereira Ruiz Díaz anunció: “la fuente de la Plaza de los Héroes será luminosa y sonora y constituirá una verdadera novedad no solamente en nuestro país sino también para personas de otros países, ya que este tipo de fuente no es muy común en el continente” (ABC, 23 de julio de 1980).

A cambio de la donación, la firma haría anuncios publicitarios.

La nueva fuente luminosa y sonora se inauguró el 7 de octubre de 1980. Tenía una estructura de hormigón armado y técnicos brasileños realizaron el montaje de la estructura musical y luminosa con equipos traídos de ese país. El costo de la obra fue de G. 11 millones de entonces, de los cuales 4 millones puso la Municipalidad en obras civiles. “Durante la ceremonia, fue descubierta una placa recordatoria en homenaje al Comendador Nicolás Bo”, dice la publicación de ABC del 8 de octubre de 1980.

La fuente fue la atracción de los asuncenos y sus visitantes durante 13 años. Todas las tardes era frecuentada por las familias que observaban sus chorros al son de la música y el cambio de colores de la lumínica. Al igual que en muchos espacios públicos, uno de los grandes problemas eran los vendedores ambulantes.

En 1993, durante la administración del intendente Carlos Filizzola, se desmanteló la fuente para las excavaciones que darían lugar a la construcción del estacionamiento subterráneo de la hoy derruida Plaza de la Democracia.

La fuente desguazada fue llevada a uno de los depósitos de la Municipalidad de Asunción, donde incluso fue rapiñada, quizás por los mismos funcionarios.

Dada la condición de que la plaza siempre tuvo una fuente de agua, en la Plaza de la Democracia se reproducirían paredes de agua y “las torres de enfriamiento” sobre la calle Estrella iban a “refrescar” los veranos. El ornamento urbano duró poco y hoy es un espacio público deprimente y en ruinas. Las fuentes de agua quedaron para la nostalgia.

Fotos: Roberto Zarza y Archivo ABC Color

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