El arte sacro y los templos invitan a visitar las misiones de Chiquitos

SANTA CRUZ DE LA SIERRA. Las misiones jesuíticas de Chiquitos, fundadas a partir de 1691, guardan una riqueza cultural-religiosa incalculable. Los templos, altares, imágenes y estructuras de los pueblos se pueden apreciar en todo su esplendor en una muestra de que la improvisación no tiene cabida a la hora de resguardar los monumentos. Estos atractivos fueron presentados al mundo como destino turístico. Visitarlos permitirá conocer el grado de desarrollo a que llegaron jesuitas e indígenas.

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Chiquitos es una región que forma parte del departamento de Santa Cruz de la Sierra. Su nombre proviene de las chozas que edificaban los indígenas de la zona. Estas tenían una particularidad: sus puertas eran muy bajas para evitar la entrada al interior de animales salvajes. Para introducirse al interior, los nativos debían arrastrarse.

Al ver esta forma de construcción, los conquistadores creyeron que los naturales que vivían en la zona eran "chiquitos de estatura"; de ahí que denominaron el lugar como territorio de los chiquitos.


La región es rica en vegetación, agua, y es además ideal para la agricultura. Este territorio fue elegido por los jesuitas -algunos venidos de la provincia del Paraguay- para fundar las misiones jesuíticas de Chiquitos. Las características del lugar son similares a las del departamento de Itapúa, sobre todo de los sitios donde se erigen las ruinas.

En Chiquitos las misiones también se fundaron en zonas altas para evitar las inundaciones. No surgieron de la improvisación. Los sacerdotes que se decidieron a esta aventura previamente se adiestraron y hasta aprendieron el idioma de los chiquitanos en Santa Cruz, antes de iniciar el desafío de fundar pueblos y evangelizarlos. La primera misión fue San Javier, luego le siguieron Concepción y otros hasta que fueron expulsados de América en 1767. (Ver recuadro)
Allí están las riquezas cultural y religiosa que hoy son de un valor incalculable. Pero lo más importante es que toda esa estructura de templos y casonas que bordean las plazas hasta hoy continúan en pie y en funcionamiento, lo que demuestra el gran interés de los bolivianos en preservarlos y ofrecerlos hoy como destino turístico.

Los chiquitanos dicen que en las misiones no caben las improvisaciones. Todo trabajo de restauración debe ser ejecutado con la mayor seriedad para no perder ninguna de las riquezas arquitectónicas.

Pero no solo monumentos mantienen los chiquitanos, sino también su religiosidad popular. Las fiestas patronales, así como las fechas litúrgicas, como Semana Santa o Navidad, aún se viven intensamente a lo antiguo. Y son las prácticas que llaman la atención del visitante.

Hasta la gastronomía se mantiene. La idea es ofrecer lo típico, aquellas comidas que siempre caracterizaron a la región.

Las Misiones de Chiquitos fueron presentadas al mundo como un destino turístico. Los empresarios de la Cámara de Industria y Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz y autoridades comunales y departamentales desean que la región sea atractiva a los turistas. Para este objetivo invirtieron miles de dólares porque creen que el turismo no solo trae gente, sino al mismo tiempo puede generar puestos de trabajo.

Una visita a la región permitirá ver cómo trabajan los bolivianos en la conservación de sus monumentos, contrariamente a la desidia que muchas veces caracteriza a las autoridades paraguayas a la hora de promocionar o mantener nuestros monumentos.

PUEBLOS FUNDADOS POR LOS JESUITAS

Historia y belleza arquitectónica ofrecen las misiones jesuíticas de Chiquitos a los visitantes. He aquí una visión de estos pueblos que esperan la visita de los turistas.

SAN JAVIER

La misión de San Javier fue la primera fundada en el territorio de las misiones de Chiquitos por la Compañía de Jesús el 31 de diciembre de 1691, por el padre José de Arce, ayudado por el hermano fray Antonio Rivas.
Tiene un estilo barroco. El templo fue construido bajo la dirección del padre Martín Schmid. Tiene tallados ornamentales de columnas y dibujos en madera con tonos café. Se sostiene sobre columnas, con dos altares laterales, un altar principal y dos arcos en el presbiterio.

CONCEPCION

Se fundó el 8 de diciembre de 1709 por el padre jesuita Lucas Caballero, quien acompañado de indios de origen chiquitano se establecen para su reducción y adoctrinamiento. Hoy cuenta con 20.700 habitantes.
La Iglesia misional está rodeada de típicas casonas con galerías y horcones de madera. En el interior del templo se destaca el retablo mayor dedicado a la Inmaculada Concepción.

SAN IGNACIO DE VELAZCO

El 31 de julio de 1748 fue fundada San Ignacio de Velazco en las nacientes del río Paraguá, lugar donde se establecieron los indios chiquitanos, guarayos y zamucos. Actualmente cuenta con 41.000 habitantes.
Sus altares, púlpitos, confesionarios y una buena cantidad de esculturas y adornos sacros mantienen su estilo barroco chiquitano.

SAN MIGUEL DE VELAZCO

Desde 1721, San Miguel pasó a ser un pueblo independiente, siendo su fundador el padre Felipe Suárez. La reducción fundada en esta fecha reunía varias tribus y fue una de las más prósperas. La Iglesia conserva toda su pintura original.

SAN RAFAEL DE VELAZCO

En 1747 comenzó la construcción del templo por el padre Martín Schmidt y concluyó en 1749. Está conformado por dos hileras de columnas que dividen las tres naves. Las paredes tienen pilastras con capiteles, pedestales y cornisas hechos de ladrillos crudos y pintados en diversos colores. Tiene pegadas hojas de mica, plateadas y brillantes que muestran una luz oscilante.

SANTA ANA DE VELAZCO

Fue fundada el 26 de octubre de 1755. En su templo y ejido urbano predominan connotaciones indígenas. En el lugar existe un reloj de sol, ubicado en el patio lateral de la Iglesia, y un órgano musical que después de 80 años en desuso resurgió y hoy es una de sus riquezas.

SAN JOSE DE CHIQUITOS

Fue el tercer pueblo fundado por el jesuita Felipe Suárez el 19 de marzo de 1697. Colaboró el padre Dionisio de Avila. Es el único templo construido en piedra.

SANTIAGO DE CHIQUITOS

Su iglesia fue construida en 1754. En este municipio se cuenta con varios atractivos turísticos, como el cerro Chochís, que es una punta de 2.200 metros que sobresale entre la serranía. Una de las cimas es el Roboré, en cuya cúspide se levantó un santuario natural en homenaje a las víctimas de una catástrofe natural que ocurrió el 15 de enero de 1979.
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