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El retablo, adornado con espigas de maíz, coco natural, calabaza y zapallo, fue una obra de arte que tuvo trascendencia a nivel mundial por su originalidad y creatividad.
La preparación se realizó en el Teatro el Molino del artista plástico en San Ignacio. Se utilizaron 30.000 espigas de maíz, 160.000 cocos naturales y 1.000 calabazas para el adorno.
El retablo, de 40 metros de base y unos 23 metros de altura, acaparó la atención de miles de personas que vinieron a ver el intenso trajín en el Molino, donde unos 20 artesanos trabajaron durante dos meses, desde las 7:00 de la mañana hasta casi la medianoche.
La idea, mezcla de sentimiento, arte y espiritualidad, prendió no solo en Misiones sino a nivel país. A los productores agrícolas les animó la expresión “de la chacra al altar” y más aún teniendo en cuenta la religiosidad popular y la creencia de la gente.
El retablo de maíz instalado en Ñu Guasu, donde el papa Francisco celebró la misa el 12 de julio de 2015, lució por su belleza artística porque todos los productos estaban colocados de manera armónica, con una cruz papal en el epicentro y a ambos lados imágenes de San Roque González de Santa Cruz y de San Francisco de Asís.
Semillas de maíz, locro, poroto, girasol, soja y kumanda yvyra’i conformaron las imágenes de los santos.
La gente lo llamaba “El altar de maíz”, siendo en realidad un retablo que adornó el altar de Ñu Guasu, para la liturgia central: “La obra que hicimos para la venida del Papa nos ayudó a fortalecer el trabajo artístico que veníamos haciendo en Tañarandy. Nos sentimos realizados por ayudar, a través del arte, a fortalecer la fe, la religiosidad y la espiritualidad de la gente”.
Koki Ruiz está abocado ahora a la pintura interior y la decoración en estilo barroco de la iglesia parroquial de San Ignacio, Misiones.
Añadió que la pintura y la decoración interior del templo son una proyección artística de aquella iniciativa de adornar el retablo de maíz para Francisco.