El arroyo Jaén es un canal de desechos

El arroyo Jaén, uno de los cristalinos manantiales que regaban otrora el centro de Asunción, prácticamente ha desaparecido.Solo queda un canal de desechos cloacales con todo tipo de desperdicios que inundan un sector capitalino con un nauseabundo olor.Su conservación hubiera sido un símbolo para la zona céntrica de la ciudad, convertida hoy en una verdadera "isla de calor".

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En los primeros tiempos de la Asunción colonial, el arroyo Jaén era uno de los más importantes manantiales del casco urbano. Tomó su nombre de la ciudad española homónima en los tiempos de la colonización y habrá inspirado o cautivado a más de un conquistador. A su desembocadura en el río Paraguay denominaban Río Verde por el color verdoso de sus aguas. Ahora los tonos van del gris al negruzco.

Según referencias históricas, el cauce se originaba en un pequeño bañado que se formaba en la manzana delimitada por las actuales calles Chile, Piribebuy, Alberdi y Manduvirá. Pero este tramo actualmente se encuentra totalmente entubado o bien ha desaparecido bajo el pavimento asfáltico o las construcciones.

Solo una mínima parte del canal actual se deja entrever por tramos al cruzar las calles Colón, Garibaldi y Stella Maris, en la zona portuaria de Asunción. En todos estos trechos se deja ver un canal convertido en una cloaca a cielo abierto que va aumentando en contaminación y desechos a medida que se aproxima a su desembocadura.

Toda la belleza de la vegetación autóctona y las avecillas que revolotean en torno a su curso fueron ganadas y desplazadas por el nauseabundo y pestilente olor que despide.


Según Esperanza Gill, en su libro "Testimonios de Asunción en sus 450 años", desde su naciente el Jaén recogía las aguas de varios afluentes como el de la Loma de la Encarnación, por la calle 14 de Mayo; el de la Plaza Italia, por la calle 15 de Agosto y el de la calle O’Leary.

También quedan vestigios de un canal que lo mantenía unido al Arroyo Jardín, que actualmente también está convertido en una zanja que recoge todo tipo de inmundicias a su paso.




FUNCION REFRESCANTE

Los arroyos y la vegetación abundante son los que todavía hoy pueden crear microclimas refrescantes en varios puntos de la ciudad, como en el caso del Jardín Botánico -cuya reserva es atravesada por un arroyuelo- y Villa Morra, regada por las aguas del Mburicaomí.


En el caso del Jaén, esta función de mitigar el intenso calor ya no existe. Por el contrario, el tufo que despide genera mayor incomodidad a los pobladores que viven en las inmediaciones de su recorrido.


Si el Jaén no hubiera caído presa de la contaminación que padece hoy, hubiese sido el único arroyo que perdurara en la zona céntrica de Asunción.

Precisamente el centro está convertido hoy en una "isla de calor" por la gran concentración de asfalto, hormigón y la escasa vegetación que posee. El "paraíso de Mahoma" ha quedado solo en los libros de historia, al igual que los arroyos perdidos de Asunción.

Fotos: Heber Carvallo.
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