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La propiedad en cuestión tiene una forma irregular, pues cuenta con 52 metros de frente, 54 m de fondo y 57 m de contrafrente. Está bordeada por las calles El Salto, Jack Balanzá y la Avda. San Isidro, al costado de la comisaría 16ª de Lambaré. De hecho en el lugar existe una plaza y hacia la margen derecha extrema está asentada la familia Samaniego.
Según Marta Báez Pintos, quien denunció a los supuestos intrusos, nada pueden hacer por la plaza a causa de los ocupantes, aunque al ser consultada sobre el nombre de la comisión vecinal que activa en el sitio apuntó que nadie quiere formar parte de ninguna comisión y que pelea sola por el sitio. Señaló que el área donde se encuentra la vivienda de los ocupantes antes era un “depósito”. Destacó el enorme costo que debe tener actualmente la propiedad en ese lugar y que dichas personas deben abandonar el predio.
Indemnización
Por su parte, Andrea Samaniego Vda. de Sánchez contó que la propiedad le fue entregada hace 35 años atrás a su esposo, Estanislao Sánchez, a modo de indemnización cuando perdió sus piernas construyendo la muralla de la comisaría.
“Él trabajaba para la Policía Nacional”, recordó doña Andrea, al tiempo de señalar que su esposo falleció años atrás y nadie tiene un solo papel sobre la propiedad.
“Somos gente trabajadora y ya intentamos por todos los medios contar con una documentación. Incluso vinieron funcionarios de Indert y midieron todo el predio, pero ahí quedó la intervención”, contó.
Con relación a la denunciante, aseguró que son víctimas de persecución por parte de su vecina Marta Báez Pintos, con quien mantienen diferencias desde hace varios años, según consta en las denuncias que formularon ante la comisaría 16ª de la zona. “Nos amedrenta todo el tiempo. Nos persigue. Nos grita en la calle. Incluso ingresó a nuestra casa y le prendió fuego. No nos deja vivir en paz. Nosotros no le podemos demandar por tantas cosas que ya nos hizo, porque no tenemos dinero para eso”, indicó.
Al ser consultada sobre la razón que tendría Báez Pintos para ejercer tal presión, doña Andrea respondió: “A lo mejor quiere quedarse con esta tierra”.