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Ríos, obsesionado con aprobar su proyecto sobre educación superior, trató de persuadir a sus colegas para modificar el acta de la sesión ordinaria última, aprobada el domingo pasado al producirse el cambio de parlamentarios.
Los diputados, en mayoría, rechazaron el planteamiento de Ríos, a tal punto de mencionarse la existencia de versiones y comentarios respecto a la intención de favorecer a ciertos sectores empresariales que lucran con la educación superior, principalmente del área de los institutos superiores.
El criterio que primó en la sala de sesiones de Diputados fue el de no caer en los mismos errores que llevaron al cuerpo legislativo anterior a granjearse una pésima reputación. Empezar limpios y sin exponerse a críticas por supuestas maniobras indecentes, fue la postura.
Ante las múltiples oposiciones recibidas a su propuesta, Ríos optó por retirar su moción.
Ahora se espera que el presidente de la República, Federico Franco, promulgue la ley.
Proyecto no consensuado
Víctor Ríos insistió por todos lados en lograr la aprobación de un proyecto que surgió entre los parlamentarios y que no fue consensuado ni debatido públicamente. En dicho proyecto propuso que todos los institutos superiores sean equiparados al nivel de las universidades en cuanto a su autonomía propia. Sin embargo, la Constitución Nacional menciona solo a las universidades para dicho beneficio.
Ríos es rector de la Universidad Nacional de Pilar (UNP), pero su proyecto lo hizo en su carácter de parlamentario, en detrimento de la calidad educativa que reclaman las instituciones que reúnen los estándares requeridos para la parte académica, como las universidades públicas y la Universidad Católica. Se sumaron a este reclamo el Ministerio de Educación y Cultura, la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (Aneaes), entre otras instituciones.
Ríos pretendió crear un Consejo contralor del sector, integrado por parlamentarios y representantes de instituciones, descartando a la UNA y la U. Católica.