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Todo estudiante disfruta de las vacaciones de invierno y lo ideal sería aprovechar este receso para descansar del estudio, de levantarse temprano, de la tensión de los exámenes. “Aunque este tiempo no coincide con las vacaciones de los padres, igual implica un cambio en las actividades acostumbradas de la familia”, inicia la Lic. Meyer.
A mitad de vacaciones comienza a aparecer el temido fantasma del aburrimiento, cuando los niños ya han hecho todo lo que no pueden hacer en época de clases y preguntan: “¿Qué más puedo hacer?”.
Dar respuestas al aburrimiento es difícil también para los padres.
–Sigue siendo una gran oportunidad para que desplieguen su fantasía y creatividad a través del juego y los juguetes, por eso es importante permitirles el aburrimiento, pues es generador del ingenio.
Lo más espontáneo es ofrecerles tecnología.
–Está visto que nunca hubo más oferta de juguetes y juegos electrónicos y tantos niños aburridos, demandantes de nuevas experiencias, causándoles angustias e incluso ansiedad la negativa de los padres a complacer todos sus deseos.
A veces pareciera que siguen aburridos, solo matan el tiempo.
–La importancia del juego radica en el significado que el niño le da a ese juego o a un juguete, porque en él recrea su mundo interior.
Por eso es recomendable que se le ofrezca juguetes que pueda manipular con plena libertad de acción, de buena calidad, que no se rompan fácilmente o podrían causar frustraciones, enojos, culpas. Por ejemplo, los juguetes a batería con luces, botones, etc. no necesitan del niño para funcionar.
¿Cuál es el valor de cada juguete?
–Lo importante no son tanto los juguetes en sí, sino el desarrollo de un espacio de creatividad en el que los objetos no son más que un medio.
Pensando un poco, hallamos un abanico lúdico.
–Hay juegos como el dominó, la oca, el ajedrez, etc. que posibilitan entrar al mundo del adulto: sentir el placer de ganar, la frustración de perder y poder tolerarlo, también desarrollan la concentración, en ciertos juegos de reglas el compañerismo, la competencia, el ceder, saber esperar turnos, y el mismo disfrute por el tiempo compartido en familia.
El desafío de estar con ellos pero dejarlos libres.
–Ofrecer varias alternativas, primero compartir, guiarlos y luego dejarlos jugar libremente con lo que ellos elijan.
También es importante que pasen parte de estos días al aire libre, con juego que le den rienda suelta a sus movimientos, los clásicos siempre ayudan: la pelota, la pandorga, árboles para trepar, saltar, gritar en libertad.
Con frecuencia los padres queremos conectarlos con nuevos amigos.
–También hay opciones de talleres, clases de deportes, de música, baile, patines, dibujo, pintura.
Hay colonias de vacaciones que les pueden gustar. Es conveniente propiciar el encuentro con otros niños con un tiempo que no exceda las 3 horas, ese vínculo beneficiará la integración social y la fuerte unión entre amigos, así como saltar de lo virtual para exponerse a lo real.
Aprovechar las vacaciones y crecer en familia es la meta.
–Es una época ideal para aprender que tener mucho tiempo libre es positivo, es una oportunidad para realizar actividades diferentes. Tengamos en cuenta que en general los adultos creativos han sido niños libres, especialmente en áreas expresivas, talento que después aplican en sus vidas.