Desaparecieron los “óga guasu” y Jaguatî se convirtió en gran yuyal

Un gran yuyal es hoy la comunidad Jaguatî, donde hace tres años se invirtieron 2.000 millones de guaraníes para la realización del II Encuentro de la Nación Guaraní. La mayoría de los “óga guasu” (casa grande), que se contruyeron precariamente, ya desaparecieron. El más grande, bajo cuya sombra se realizó el evento indígena con la presencia del entonces presidente, Fernando Lugo, seis meses después fue arrasado por la tormenta. De los 15 levantados, solo uno queda en pie.

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Para justificar la construcción de estas precarias casas, se esgrimieron hasta costumbres ancestrales de los pãi tavyterã. Si bien en la descripción de gastos no aparece cuánto costó cada óga guasu, estos fueron levantados solo para las fotos, porque de la mayoría, ni rastros quedan.

La comunidad Jaguatî se encuentra a unos 500 kilómetros de Asunción, en el departamento de Amambay.

Aquel II Encuentro de la Nación Guaraní, realizado en marzo de 2011, fue auspiciado por Itaipú Binacional. La Secretaría de Cultura, presidida en ese momento por Ticio Escobar, había otorgado un contrato directo por excepción de dos mil millones de guaraníes a Radio Magic SA, de Javier Bernardes y Leo Rubín, para la organización integral de preparativos y desarrollo de este encuentro.

Con los dos mil millones de guaraníes también se deberían contratar camionetas 4x4, camineros de alfombra, piso de madera, yerba mate y equipos de tereré incluidas las hierbas, hamacas artesanales, bolsas de dormir, remeras, bolsones, bolígrafos, cuadernos, banderas y otros productos y servicios.

En la primera etapa se montaron 15 óga guasu para hospedaje y dormitorio. Uno de estos servicios era para la sala de reuniones, que consistiría en seis estructuras contiguas de 20 metros por 8 metros, además de una cocina y un depósito.

Figuraba también en el proyecto montar con los indígenas 20 baños, con 18 vigas, 120 tacuaras, 400 macillos de paja y 20 kilos de alambre. Contemplaba igualmente instalar mil metros de cañería, alumbrado público y una motobomba de 10 HP; estás últimas mejoras están funcionando.

Durante nuestra estadía en la comunidad comprobamos que varias de las precarias casas desaparecieron. El óga guasu que sirvió de sede al evento duró solamente seis meses, según los indígenas. Ellos no esperaban que en tan poco tiempo haya desaparecido todo.

Marcelina Valiente, una de las antiguas pobladoras de Jaguatî, se sintió muy decepcionada al ver la realidad actual de la comunidad. “Vimos casas tan lindas, pero lo que nunca nos imaginamos es que iban a durar tan poco”, indicó mientras señalaba dónde estaba la casa mayor.

Agregó que hoy Jaguatî es un ñanandy (yuyal). “Ya desaparecieron aquellas casas que nos construyeron”, indicó recordando que pensaron que iban a quedar como un refugio más duradero.

Finalmente, sostuvo que el actual gobernador Pedro González, cuando estaba en proselitismo, prometió construir un óga guasu (un tinglado) más fuerte para ser sitio de encuentro de los pai tavytera, pero no cumplió. También prometió casas y tampoco las edificó.

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