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La reelección de Tomás Fretes y Gladis Fischer Martínez, como defensor y vicedefensora municipal, llevada a cabo el miércoles pasado durante la sesión de la Junta, generó gran polémica por considerarse que fue una “cocinada política”.
Seis días antes de la elección de Fretes y Fischer, un grupo de personas ya sabía el resultado de las votaciones. Prueba de esto es la nota fechada el 25 de junio y remitida a la Junta Municipal (ver facsímil), donde los miembros de la “Coordinadora de Comisiones Vecinales” expresan su “apoyo a todo lo actuado por la Junta Municipal” y a la “designación” de Tomás Fretes y Gladis Fischer en los cargos.
Por otro lado, el concejal Víctor Otilio Sánchez reconoció que la Defensoría perdió su espíritu, el de ser un espacio municipal de representación de los vecinos. Admitió que ambos cargos ahora son políticos y de confianza de la Junta.
Señaló que a raíz de esa situación se creó, también durante la sesión del miércoles pasado, y a pedido del concejal Elvio Segovia (PDP), la “Vicedefensoría Vecinal”, cuyo funcionamiento deberá ser reglamentado y presupuestado, aunque con una sola condición: deberá ser ocupado por un vecinalista.
Fondos y operadores
Rumores de pasillos en la Junta Municipal aseguran que el reelecto defensor municipal es una especie de “monge negro”, que administra no solo cerca de G. 1.000 millones presupuestados cada año para la Defensoría sino también a unos 90 operadores políticos, a favor del actual presidente de la Junta, Hugo Ramírez. Esta sería la razón del afán por adelantar las elecciones y mantener a Fretes y a Fischer en los cargos.