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Con la práctica de la confesión, la participación en la eucaristía, el rezo por las intenciones del Papa y la práctica de actos de caridad, los católicos pueden ganar la indulgencia plenaria, que es el perdón de los pecados. Para el efecto, la Arquidiócesis de Asunción habilitó siete templos hasta donde pueden peregrinar los creyentes para recibir esa gracia.
Se trata de la Catedral metropolitana, en el centro histórico de Asunción; el santuario Joven Schoenstatt en Ceferino Vega Gaona casi Mariscal López y Santuario Virgen del Rosario, en la ciudad de Luque. También están habilitados los santuarios de María Auxiliadora (Don Bosco y Humaitá) y del Sagrado Corazón de Jesús (Manuel Domínguez y Rojas Silva), atendidos por los salesianos, y finalmente los santuarios del Perpetuo Socorro (Tacuary y Blas Garay) y del Perpetuo Socorro y del Santísimo Sacramento (Haedo y Chile).
El Jubileo es el año de la remisión de los pecados a través de la indulgencia. En la antigüedad, entre los judíos, era un año declarado santo que se daba cada 50 años, en el cual se debía restituir la igualdad a todos los hijos de Israel. En el año jubilar los ricos debían liberar a los esclavos y se les reivindicaban sus derechos.