Cuando el Papa se descompensó...

Monseñor Claudio Giménez, obispo de la Diócesis de Caacupé, reveló a ABC Cardinal, durante el programa “Madrugadores” detalles de la descompensación que sufrió el Papa durante la misa hace 1 año.

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“Lo que pasó fue lo siguiente: Le estábamos esperando al costado izquierdo del Santuario para la procesión hacia el Altar. Mons. Edmundo Valenzuela y yo éramos los últimos en esa organización y el Papa estaba detrás nuestro con Mons. Guido Marini y otro ayudante. Cuando empezó la procesión se acompañó con el canto Torypápe Jakói, y que se repitió muchísimas veces...”.

Poco antes de la procesión –siguió– yo me acerco al Papa y le comento sobre los cuadros expuestos con enormes figuras recordando las Reducciones Jesuíticas. “Miró el primero y empezó a caminar y llegó al segundo cuadro con la figura de un Jesuita vestido de sacerdote con unos indígenas. El Papa estaba alzando la vista hacia esa imagen cuando veo que se pone rojo. Y allí notamos que se dio la vuelta. Nos quedamos con Mons. Valenzuela y se soltó allí la procesión porque volvimos para atrás”.

Relató que uno de los dos seminaristas de Caacupé que estaban atrás del Papa para ayudarlo a tomar el báculo le escuchó decir al volver atrás: “Estoy un poco emocionado”. En ese momento vio que el Santo Padre lagrimeaba.

“Lo seguimos y ahí se me acercó un médico. Fuimos hacia la Sacristía hecha exclusivamente para el pero uno de los guardias, que siempre está con él, no permitió que entrara el médico. Al rato vino el doctor del séquito papal y tampoco le dejaron entrar. Vi que se sacó las ropas para la misa y se fue más hacia adentro donde había un bañito. Se cerró la puerta y no supimos más qué pasó”.

Mons. Giménez señaló que allí le pidieron que fuera a decir algo a la gente: “¿Qué vamos a decir? pregunté y luego dije que el Papa se había emocionado y que enseguida iba a ingresar al altar. Menos mal que pasó así. El Pontífice salió al rato y continuó la misa”.

Después, el cardenal Pietro Parolin (secretario de Estado del Vaticano) le preguntó: “Santo Padre qué le había pasado” –y él respondió– “Tuve una pequeña descompensación”.

El obispo compartió más de aquella experiencia: “Después le vimos durante la misa tomando una pastilla. El Mons. Marini le dio agua y la pastilla que estaba moviendo en la boca”, pero no pudo precisar si era un sublingual para la presión.

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