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Más de 500 personas participaron ayer en la misa de las 09:30 en la iglesia de la Encarnación, en la que se honró a Jesús de la Divina Misericordia. La celebración eucarística se inició con el ingreso en procesión de la imagen de Cristo Misericordioso.
El sacerdote Ángel Arévalo presidió la misa, que se extendió casi hasta las 11:00. Durante su homilía, el religioso destacó el mensaje del Salmo 117, que dice “Alaben al Señor, ustedes, todas las naciones. Todos los pueblos de la tierra, alábenlo, pues su amor es inagotable por nosotros; es poderoso. La fidelidad del Señor permanece para siempre”. Pidió a los presentes tener impreso este salmo en los lugares visibles del hogar, como la puerta del refrigerador. “Este mensaje nos recuerda que Dios es fiel y misericordioso. No tenemos que perder la fe, pues los que no tienen fe son los que no pueden perdonar y viven atados al pasado. Los buenos creyentes perdonan, son misericordiosos, atentos y buenos con los demás”, señaló Arévalo.
Recordó la parábola de Hijo Pródigo, para describir la misericordia de Dios. “Este joven de la historia volvió arruinado, y su Padre no lo rechazó; al contrario, lo recibió con los brazos abiertos. El hijo quiso arrodillarse a pedir perdón por su falta, pero su padre no se lo permitió, por el gran amor que le tenía. Asimismo, es Dios Padre con nosotros, y debemos honrar eso de la misma forma, siendo misericordiosos con los demás”, resaltó el cura.
En una parte de su mensaje, Arévalo resaltó la postura del Paraguay en rechazar el aborto. “Se rechazó la muerte, y eso hay que destacar. Paraguay está ahora en el centro de los ataques de aquellas organizaciones que destinan mucho dinero para que los países del mundo se vuelvan abortistas. Tenemos que seguir con la postura de la vida”, manifestó.
Recordó a los fieles el consejo del papa Francisco, de “ser feliz y dejar ser feliz a los demás”. Lamentó que miles de personas, al no encontrar la felicidad, se dediquen a boicotear la alegría y bienestar de los demás. Pidió a las personas no solo repetir las informaciones malas que ocurren a diario, sino compartir también las cosas buenas que ocurren.