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La primera sala está dedicada al ilustre Agustín Pío Barrios. Acondicionado con muebles de trébol, este espacio inaugurado el 8 de mayo de 2008, guarda en gavetas especiales una serie de documentos, manuscritos, partituras y reproducciones fotográficas de Mangoré. No faltan las muestras de cedés y libros de artistas y biógrafos nacionales y extranjeros que lo han homenajeado. En una vitrina se aprecian sus discos de pasta que lo sitúan como el primero en el mundo en grabar composiciones para guitarra clásica. Y también está uno de sus instrumentos con las iniciales AB en oro y filigrana, hecha en 1925. Su reloj de bolsillo es casi el único objeto personal que se puede conocer. Un audiovisual sin fin se refiere a su vida y obra.
Sala Emiliano R. Fernández y Demetrio Ortiz. Aquí los visitantes tienen a la vista la guitarra del renombrado poeta y cantor del Chaco y la guitarra Kuñataî de Ortiz. Hay varios discos long play, partituras, reproducciones fotográficas y un gramófono, que es una vitrola portátil de 1890.
En la sala Luis Alberto del Paraná se oyen como música de fondo temas exitosos de su repertorio folclórico e internacional. Una vitrina iluminada exhibe la figura de Paraná luciendo un traje de fantasía y sus discos de oro, el Micrófono de oro y el Globo de oro que ganó en tierras europeas. Incontables tapas de discos, afiches y programa de conciertos hacen de cuadros que adornan las paredes. En pose sonriente, saludando a reyes y princesas del mundo o cantando en algún escenario de Londres, París, Tokio o Estambul, Luis Alberto del Paraná perpetúa su estampa de triunfador. En frente, el smoking negro que solía lucir en sus actuaciones el maestro de Óscar Cardozo Ocampo y la guitarra de 1920 de su padre, Mauricio Cardozo Ocampo. En una foto que destacan sus inolvidables hoyuelos, la cantante Amambay Cardozo Ocampo completa el sector dedicado al clan familiar.
En el espacio que recuerda a Félix Pérez Cardozo, el genio del arpa paraguaya, se observa un disco de vinilo con su ejecución magistral del tema Pájaro Campana. Aparecen, además, su imágenes en reproducciones fotográficas, en la pared.
La sala José Asunción Flores es muy amplia y da cabida a un lote de flautas y trompetas que el creador de la guarania utilizaba en tiempos de su participación en la Banda de Músicos de la Policía. Al lado, una vitrina expone el poncho de 60 listas que vestía Maneco Galeano, intérprete y difusor del Nuevo Cancionero en los años 70/80. En el mismo sector, las arpas de Luis Bordón y Enrique Samaniego testimonian sus habilidosos toques. Una serie de vitrinas dejan ver escritos, documentos, partituras, discos de vinilo y programas de actuaciones de los homenajeados. Y están las guitarras de Herminio Giménez, Epifanio Méndez Fleitas y Agustín Barboza. Dos pinturas al óleo de Remberto Giménez y el piano que ejecutaba Herminio Giménez, así como una vitrola y un trompo completan el atractivo montaje del Museo de la Música.
Un céntrico lugar de exposición
El Museo de la Música del CCRC (Avda. de la República y Chile) se creó en mayo de 2004. Fue el entonces presidente del Congreso Nacional, senador Carlos Mateo Balmelli, su principal propulsor. Se abre al público de martes a viernes, de 09:00 a 19:00; sábados y domingos de 10:00 a 17:00. El acceso es libre. En el mismo edificio histórico se pueden apreciar muestras temporales y colecciones permanentes.
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Fotos: ABC/Virgilio Vera