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Los bancos están rodeados de malezas mientras que la zona de playa se halla repleta de desperdicios.
Diversas producciones artísticas, cinematográficas y de publicidad se realizaron en los últimos tiempos en la Costanera. Sin embargo, el ecosistema en la zona solo puede servir para graficar una película que proyecte la imagen de un pueblo fantasma, sucio y abandonado.
El paseo central y la acera lateral que da hacia el microcentro se hallan invadidos por yuyos ya desde hace meses. En octubre, ABC Color publicó una nota en la que se describió el estado de la popular avenida.
Meses después y en puertas de la temporada veraniega la Costanera sigue en pésimas condiciones y dista mucho de ser la “avenida paisajística” que habían proyectado las autoridades de la Municipalidad de Asunción.
En la zona de playa las sombrillas de paja siguen tiradas en el piso y el hedor de la basura inunda varios sectores. La Costanera solo es visitada por personas que, desafiando la prohibición, aprovechan las aguas contaminadas de la bahía para darse un chapuzón y refrescarse por el intenso calor.
Hace no mucho tiempo la Costanera era conocida por ser un punto de encuentro obligatorio para los asuncenos, habitantes de otras localidades e inclusive extranjeros que llegaban a la capital atraídos por la belleza de la bahía.
Hoy en día la Costanera no es motivo de orgullo para el asunceno. El mal estado en el que se encuentra un símbolo de la “Capital verde de Iberoamérica” causa vergüenza a cualquiera.
Las autoridades de la Municipalidad de Asunción deben ocuparse de este problema. En la segunda quincena del mes comienza la temporada veraniega y más de un ciudadano recurrirá a la Costanera para disfrutar. Triste será su sorpresa cuando vea en qué se convirtió uno de los símbolos de la capital. La Costanera fue habilitada el 21 de diciembre del 2012 y tuvo un costo total de US$ 21 millones.